De nuevo Podemos es noticia. En prácticamente todos los medios del país. Un día tras otro. La consigna parece ser la destrucción de Podemos, y para ello han orquestado una campaña furibunda contra sus dos líderes principales: Pablo Iglesias e Irene Montero. El motivo próximo, la adquisición de una casa en Galapagar. Los detalles ya han aparecido miles de veces en los diferentes medios y redes sociales. No voy a repetirlos.

Pongámonos en contexto. Pablo Iglesias e Irene Montero van a ser padres de dos niños próximamente. Pablo e Irene vienen sufriendo un intenso y agobiante acoso en el que se han utilizado los medios más antidemocráticos, antihumanos y sombríos, Inda y cloacas del Estado incluidas. Han sido perseguidos en su tiempo libre, en sus tareas personales y domésticas, en sus visitas médicas más íntimas relacionadas con su embarazo. Se ha investigado a familiares y publicado sus datos privados. Etcétera. Un auténtico infierno.

Pues bien, Pablo e Irene se plantean, en un ambiente como este, que tienen una necesidad imperiosa de proteger su intimidad, que no pueden permitir que sus hijos tengan que sufrir este horror desde los primeros momentos de su vida. Y, para ello, toman una decisión: comprar una casa unifamiliar a 40 kilómetros de Madrid, para lo que han firmado una hipoteca a 30 años de 270.000 euros cada uno. No han variado sus ingresos (tres salarios mínimos cada uno, como todos los cargos de Podemos), no ha habido privilegio ni chanchullo de ningún tipo, han seguido trabajando día y noche como hasta ahora. Creo necesario resaltar que la protección de la privacidad de su intimidad familiar no sólo es un derecho, sino que también era y es un deber y una responsabilidad familiar.

Yo he sido crítico con la decisión concreta que tomaron; no con el hecho de tomar una decisión, que me parece absolutamente necesaria. No les reprocho que lo hicieran: es una decisión privada y son ellos quienes tienen que tomar las decisiones concretas que incumben a su vida privada. Y tampoco les acuso de incoherencia, mientras sigan demostrando su compromiso –hasta el límite, diría yo– con el proyecto político que lideran, y cumplan lo establecido para todas y todos en los documentos del partido. Han cambiado algunas cosas muy concretas de discursos anteriores y entiendo que es lógico hacerlo cuando se ven sometidos a un infernal acoso que supongo que nunca imaginaron. En cambio, sí me parece conveniente explicar estos cambios de posiciones –aunque sean referidos a posiciones más estéticas que éticas–, con el fin de evitar una cierta decepción que pueden sentir personas para quienes esto es importante. Y para evitar también que tengan carnaza las fieras. Pero mi posición crítica es fundamentalmente porque creo que no se han medido adecuadamente las consecuencias políticas adversas que esa decisión privada concreta podía traer para Podemos. Intuyo que, si eso se hubiera hecho, se habría tratado de conseguir el objetivo de proteger su intimidad familiar por medio de alguna alternativa diferente. Es algo para reflexionar y aprender, porque los Indas, cloacas y poderes fácticos de todo tipo siempre van a tratar de destruir cualquier herramienta que suponga una amenaza de cambio político y social real en este país. Para ellos sí que parece que vale todo.

Actualmente nos hallamos en período de votación en una consulta en la que se pregunta a los inscritos e inscritas si nos parece que Pablo e Irene deben seguir liderando Podemos. También la decisión de esta consulta ha levantado polémica. Aparentemente no parece haber correspondencia entre una decisión privada concreta de comprar una casa unifamiliar para proteger la intimidad familiar con una consulta a todas las inscritas e inscritas que entraña no pocos riesgos políticos. Sin embargo, Pablo e Irene se han sentido cuestionados –externa y también internamente– para seguir liderando Podemos y han creído que debían poner sus puestos en manos de las bases. No seré yo quien les cuestione esta decisión, aunque sienta que podría ser otro tema para reflexionar y aprender posteriormente.

Como vengo diciendo, creo que deberíamos aprovechar esta situación delicada y difícil como una oportunidad para aprender proactivamente la forma de mejorar algunos aspectos vitales para una fuerza que tiene claro que debemos confluir cada vez más agentes diferentes para tener opciones reales de hacer frente a poderes cada vez más poderosos y opacos. Por ejemplo, tenemos que aprender que tanto Inda y Cía como la intención de los grandes poderes de destruir Podemos es un dato del problema a la hora de tomar decisiones. Tenemos que aprender a gestionar mejor la diversidad y las diferencias, primando el consenso y la integración y bajando el diapasón de la competición. Que, además de las bases ideológicas, políticas y éticas sobre las que construir la unidad, también existen diferentes estéticas, imaginarios y universos simbólicos que hay que tener en cuenta en las decisiones. Que vamos a seguir cometiendo errores, aunque no lo queramos, y que tendremos que aprender de ellos para superarlos y ser cada vez más fuertes.

Pero volvamos a lo más importante en el momento actual para terminar. Para poder aprender y mejorar en el próximo futuro, es fundamental superar el momento presente de la manera más solvente y rotunda posible. Podemos ha sido fundamental para el cambio que se ha iniciado en Navarra y en otras comunidades y ayuntamientos, y sigue siendo –en confluencia con otras fuerzas del cambio– la mayor esperanza para la transformación política y social, tanto en Navarra como en el Estado. De ahí los ataques y acosos furibundos que están sufriendo Pablo e Irene en estos momentos. No son problemas o inquinas personales los que están en la base de semejantes campañas de fango. El objetivo es destruir Podemos, porque saben que en estos momentos Pablo e Irene son vitales para el proyecto. Cuando lo lideren otras personas, será a ellas a quienes atacarán. Por eso, animo con todas mis fuerzas a todos los inscritos e inscritas a participar en esta consulta. Aunque tengan dudas. Aunque tengan algunas críticas, como yo. Nos jugamos mucho.