Residencias para mayores, choque entre modelos. El ejemplo de Abadiño
El cuidado de las personas mayores es un tema crucial en nuestra sociedad actual. En este sentido, circunstancias de la vida, estoy teniendo la oportunidad de seguir dos propuestas de modelos opuestos de cuidado de las personas mayores que poco a poco se están comenzando a enfrentar de cara a las próximas elecciones municipales en Abadiño, Bizkaia.
Uno de los bloques propone construir una residencia y un pequeño centro de día piloto, mientras que el otro, sin excluir la propuesta anterior, busca un enfoque más integral de cuidados, centrándose en la ayuda a las personas mayores y en la participación de la sociedad en su conjunto.
En este debate, es donde surge el gran choque entre los dos modelos propuestos. Uno de ellos ve las residencias, por lo menos en parte, como un negocio para empresas que buscan maximizar beneficios, mientras que el otro busca un enfoque más integral de cuidados, en los que la sociedad en su conjunto debe participar. Aunque en un primer momento pueda parecernos, quizás por prejuicios, que el bloque progresista plantea una opción netamente pública y el continuista apuesta por la gestión público-privada de la Diputación Foral de Bizkaia junto con varias empresas, creo que conviene aclarar varias cosas.
Pienso que el bloque progresista está haciendo un gran esfuerzo por llevar a la práctica proyectos reales de implantación de sistemas de cuidados público-comunitarios. ¿Qué significa esto? Poner en el centro de todo a las personas, tanto a las que reciben los cuidados como a las que los suministran. Fomentar la creación de una red comunitaria en la que nuestros mayores puedan recibir cuidados en residencias, o también, por qué no, en sus hogares, con la ayuda de comercios, vecinos, amigos y familiares, y por supuesto bajo el paraguas de las profesionales de la asistencia social y de la salud. En Hernani, por ejemplo, esta red público-comunitaria está funcionando de manera exitosa gracias a la colaboración entre empresas, voluntarias y administraciones públicas.
Si, he mencionado a empresas, privadas; por la izquierda. Quisiera nombrar a una empresa denominada Maitelan, una cooperativa sin ánimo de lucro, que trata de poner a las personas en el centro de los cuidados y de integrar en su seno a aquellas mujeres que trabajan de manera irregular, sin papeles, en los cuidados a domicilio. Es vital cuidar también a la cuidadora.
Volvamos al bloque 1 de Abadiño, al continuista. ¿Qué propone? Por un lado, que la Diputación Foral de Bizkaia implante una residencia para los habitantes del Duranguesado en esta localidad y, por otro, una «prueba piloto» de centro de día en Abadiño, impulsada por la Mancomunidad de Durangaldea. ¿No suena mal verdad? Además, si dicen que los que van a implantar las residencias son la Diputación y el centro piloto será gestionado por la Mancomunidad. ¿Quién se opondrá a esto? Parece difícil cuestionar la decisión, pero me temo que no se han expuesto todos los detalles.
La Diputación Foral de Bizkaia es la titular de l a mayoría de residencias del territorio, pero la gestión de las mismas se realiza en su práctica totalidad por empresas privadas, entre las cuales podemos encontrar al grupo Adriano Care, que reparte dividendos entre los accionistas y que pertenece al temido fondo buitre Azora. O a Domus Vi, que desvía dinero a paraísos fiscales, tales como Jersey. Podéis Googlearlo, está a la vista.
Lanzo la pregunta: independientemente de si se trata de un modelo público o privado, ¿es lícito lucrarse con la gestión de la salud de nuestros mayores? ¿Es lo mismo forrarse fabricando piezas para coches que gestionando residencias de ancianos?
Hay iniciativas privadas, sin ánimo de lucro, que entiendo que pueden realizar una muy buena gestión. Como ejemplo, puede ser criticable la labor que realiza la Fundación Matía, pero, sin entrar a fondo, creo que no es comparable en lo más mínimo a los fondos de inversión que buscan rentabilidad para sus accionistas.
Es importante buscar modelos de cuidados integrales que garanticen la atención y el bienestar de todas las personas mayores, independientemente de su capacidad económica. Debemos trabajar para poner fin a la falta de tiempo para cuidar a las personas y otros problemas relacionados con la atención a los mayores. Es conocido por todos que el sector se caracteriza por la precariedad laboral que sufren las empleadas y por el enorme volumen de trabajo sumergido, realizado en una gran mayoría por mujeres migrantes que trabajan en régimen de interna en domicilios, y, por lo tanto, dejan de vivir con su familia, de cuidar a los suyos. Es evidente que todo esto repercute negativamente en la calidad de los servicios prestados, en la calidad de la atención recibida.
En conclusión, el modelo de gestión, sea público o privado, no debería ser, en mi opinión, el eje de discusión principal, sino la atención a la dignidad de la persona y la calidad del cuidado proporcionado. En este sentido, creo que no han de fomentarse empresas cuyo objetivo sea repartir dividendos a sus accionistas y tampoco aquellas que subcontraten, cuando menos los servicios esenciales, a empresas que busquen obtener lucro, ya que, sin entrar a ejemplos concretos, de nada sirve una empresa sin ánimo de lucro si subcontrata los servicios esenciales a empresas con ánimo de lucro.
Pregunta: ¿llegará el día en el que las enfermeras de Osakidetza pertenezcan a una empresa subcontratada privada con ánimo de lucro? Y si llegara, ¿Pensáis que serían profesionales tan competentes, admirables y, por qué no decirlo, tan majas como hasta ahora?
Es crucial que enfoquemos la atención en la personas, tanto en quienes reciben los cuidados como en quienes los proporcionan. La remuneración justa y el trato digno para las cuidadoras son fundamentales para garantizar la calidad del cuidado proporcionado. Somos una sociedad cada vez más envejecida y las decisiones respecto a los cuidados nos van a afectar mucho. Creo que debemos de prestar mucha atención al detalle de las propuestas que se vayan dando.