Eneko Yurramendi Aleman
Profesor

Señor Mendoza, ¡no se raje!

En vísperas de las mini vacaciones en las que se nos obliga a celebrar el día de la Hispanidad, tuve conocimiento de su decisión «personal» de revocar el nombramiento del señor Imanol Haranburu como Jefe de Negociado para las Escuelas de Idiomas. Razón aludida, su pasado relacionado con ETA, lo cual le producía «desconfianza».

Por aquello de que está establecido un período de cien días de «confianza», he de confesarle que muchos compañeros y compañeras albergábamos la esperanza de un cambio real con respecto a las políticas llevadas a cabo por los anteriores gobiernos. Creíamos también que su condición de docente en activo hasta junio le dotaba de un conocimiento directo y una sensibilidad real sobre la situación de recortes prolongados en la que hemos tenido que desempeñar nuestra labor estos últimos años. Incluso escuchaba con cierta ilusión los comentarios esperanzadores que rumoreaban sobre su intención de convocatorias de OPE, que ayudaría a estabilizar la situación de muchos compañeros interinos, la posibilidad de rebajar los ratios de alumnos por aula, de volver progresivamente a la jornada laboral previa a los recortes...

Por circunstancias de compromiso sindical, sin embargo, tuve la oportunidad de conocer mínimamente «la casa» por dentro, y en los cuatro años en los que un consejero de UPN y otro de CDN sistemáticamente impedían cualquier iniciativa de normalización en la comunidad educativa navarra, me topé con nombres y apellidos de cargos intermedios y jefaturas que se siguieron manteniendo en su silla, y que usted ha ratificado en el puesto, o en alguno similar, e incluso ascendido. Dando al traste con las ansias de cambio real e higiene administrativa que demanda, como usted bien conoce, la mayoría de la comunidad educativa en Navarra.

Tuve la mala suerte, o el orgullo, de encabezar un listado de profesores del modelo D que ‘Diario de Navarra’ y ‘El Mundo’ publicaron haciendo referencia a un informe de Inteligencia antiterrorista que elaboró la Guardia Civil, y avaló el anterior Consejero de Educación del Gobierno de Navarra. En aquel momento no lo consideré como un ataque personal, sino como un delirio «mortadeliano» de un Cuerpo policial, de un Consejero acomplejado, y de unos medios de comunicación en los que la «noticia» encajaba perfectamente con su línea editorial.

Pero la situación en Navarra ha cambiado, el Gobierno ha cambiado, se supone que el Régimen ha caído, y esta persecución inquisitorial no debería repetirse. Las fuerzas políticas que sustentan su Gobierno denunciaron, en su día, esa persecución enfermiza hacia unos profesionales de la docencia por su pasado o encuadre ideológico. Y se supone que no deberían ver con buenos ojos su decisión de revocar el nombramiento del señor Haranburu basándose en su «pasado», y no en argumentos profesionales.

Argumentos, señor Mendoza, que no encontrará. Busque en la Escuela Oficial de Idiomas de Pamplona, pregunte en la Escuela Oficial de Idiomas de Tudela, y no hallará rastro de incompetencia en la labor profesional de Imanol Haramburu, nadie comprenderá su decisión.

Tengo la suerte de conocer a Imanol Haranburu, así como a compañeros suyos de la Escuela Oficial de Idiomas, sé de su capacidad y entrega, tengo constancia de su compromiso en la dinamización de la Escuela Oficial de Idiomas de Tudela; y su decisión de revocar el nombramiento como Jefe de Negociado es injusta, aparte de incomprensible.

Recapacite Señor Mendoza, ¡sea valiente, no se raje!

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