Iulen Lizaso Aldalur
Hernani

Ser, desde la economía de la existencia

No haría falta ser Thomas Piketty para deducir a donde nos lleva el progresivo y desigual reparto de la riqueza del mundo. La publicidad no evita librarnos de la barbarie económico-financiera, que a modo de torre de babel hegemónica hipercapitalista, erosiona cimientos morales.. con causas en un mercado voraz.

Crecimiento sostenido: mantra-motor de ese impulso tecnocrático. Mercado: autopista sin fin, donde el estrellato mundial de las oligarquías multinacionales circulan a velocidades suicidas, compitiendo por la hegemonía comercial, de las materias primas y del agua. Hoy, por su nula responsabilidad fiscal-judicial, posibilitan que, en su alocada carrera, «arrastren» al mundo entero hacia las fauces de esa fiera capitalista devoradora de lo humano... y pasar a ser «cosa».

¡Es el sistema estúpido!... gritó el necio. Crecimiento sostenido en base a abastecer los mercados con miles de productos innecesarias que solo sirven a mantener el sistema... la causa. Alterar el clima y la biosfera, empobrecer la biodiversidad y recursos energéticos, arrasar ecosistemas, culturas y valores humanos de manera criminal, sembrando dolor y muerte.... la consecuencia.

En su última ‘lección’, el escritor Juan Manual de Prada lo describía: «En ésta época decadente se percibe el desprecio hacia toda forma de sabiduría y virtud al suplirlas por todos los sucedáneos que despliegan para cubrir ese hueco».

Hay quien apuesta por madurar, evolucionando espiritualmente en paralelo a lo humano; pasar de ‘inconsciente feliz’ –miope ante la realidad, y por ende desaprensivo–, a ‘consciente infeliz’ -penetrar en el entorno desasosegándose- y de este a ‘consciente feliz’, porque se aceptan las circunstancias como vengan, pues la vida simplemente es, y no podemos trocarla, apenas si acaso, variar uno dentro del proceso humano e invertir la atención al final del mismo.

La incertidumbre vital por la ignorancia existencial traducida a miedo, provoca ese vacío en los humanos que no quieren entrar en ese Proceso. Por detrás vienen los medios a ‘llenarlo’, a través de la propaganda, en lo comercial, los deportes de masas, modas y pasiones por el sexo, la gula, drogas, ideologías políticas, religiosas, etc. Promueven esa dependencia en base a fomentar nuevas necesidades incuestionadas por lo que nos queda de racionalidad, esquivando el filtro del discernimiento, para acabar rellenando ese hueco con cualquier mercadería innecesaria o baratija que aplaque el ‘mono’ consumista.

‘Suicidamos» a diario nuestra condición espiritual-humana. Así es que, el suicidio en España es la primera causa de muerte no natural entre gente de toda edad. Siendo que, en lo que va de siglo, la estadística comparada con las muertes en carretera se ha invertido; 10 suicidios al día ya son el doble que las muertes de tráfico, y en hombres tres veces mas que en mujeres... ¿por qué?

Hacer frente a esta doble fatalidad estadistica, conlleva inversión o gasto público, (según con que cristal se mire) como causa, para que como consecuencia, disminuya este drama nacional-familiar. Con el Gobierno Rodriguez Zapatero se consiguió reducir las muertes en carretera, a partir de una mayor inversión en concienciación, prevención y control. Los gobiernos sucesivos mantuvieron esa línea descendente, pero se incrementó de manera alarmante el número de suicidios, en ascenso hasta hoy...¿por qué?

Y esos ¿por qué? guardan un secreto de estado escondido bajo siete velos, y enmascarado por los medios como asegura Juan Manuel de Prada: «Los enfoques que la prensa sistémica hacen del suicidio en España son siempre un completo dislate, muy propios de sociedades que ponen tronos a las causas y cadalsos a las consecuencias»... se traduce a: ocultación de causas reales.

Los muertos y heridos por accidentes de tráfico a diferencia de suicidio, tienen un costo elevado para las arcas públicas y las aseguradoras en atención hospitalaria e indemnizaciones. Siendo igual de dramático ambas para las familias y sociedad, resulta de lo mas hipócrita por parte institucional el hecho de que se pongan tantos medios y atención en el de menor cuantía humana, mientras se silencia, ahorra y da la espalda a lo que representa un drama nacional, con diagnósticos enmascarados y tratamientos eficaces ignorados.

Nos lo ‘plantan’ como problema de salud pública provocado por trastornos emocionales, pero al pretender oponer medidas conductivo-‘educativo-preventivas’, descuidan que muchas veces esas mismas ‘recetas’ son impulsoras del fatal desenlace o de la violencia inusitada contra terceros por personas consumidoras de psicofármacos. Dramas de esta índole tenemos a diario, lo que no incluye la noticia es, el ‘impulsor’ bioquímico de la violencia del causante. Por sensibilidad y discriminación de género en el campo laboral, se daría mas entre las mujeres, pero es a la inversa, con más de 200 personas al día que lo intentan siendo 150 hombres, en un país donde la pobreza laboral ya pasa del 30% de trabajadores, superando a la pobreza de desempleados.

Si a esta causa le sumamos que, somos el país con menor gasto per cápita en psicoterapia humana (el número de psicólogos clínicos es cuatro veces inferior a la media UE, y en la cola en psiquiatría infantil) y de mayor gasto en psico-fármacos (a la cabeza de la UE en antidepresivos y ansioliticos), al conjugar esos tres parámetros con el cuarto y mas reaccionario como es, la persecución inquisitorial a las Terapias Holísticas, se puede decir que el crecimiento sostenido de suicidios en España se da en la misma medida que el fervor del Ministerio de Sanidad en su defensa de los intereses de las farmacéuticas, antepuesto al de los pacientes con trastornos de salud.

El 21 de octubre en el Koldo Mitxelena de Donostia, el psiquiatra Javier Álvarez representante de la asociación Nueva Psiquiatría, disertaba sobre bipolaridad y esquizofrenia: «A menudo lo que mas daño hace es el diagnóstico». Etiquetar de alterado mental a un ciudadano normal, inflacionando el diagnóstico hacia causas de origen endógeno, cuando en general son casos de psicosis reactivas, de origen conocido o no, pero no relacionado por el ‘especialista’, cosifica a la persona hasta el choque con el tándem psiquiatra-familia. Causas coyunturales externas: laborales, económicas, familiares, relacionales...con consecuencias psicoemocionales, psicofísicas, psicoafectivas, psicosociales, etc. inusuales, que desaparecen con la causa... o se aprende a conciliar con terapias humanizadas.

«El modelo de psiquiatría bioquímica actualmente predominante, defiende que hay psicofármacos específicos para tratar esos trastornos y que hay que tomarlos durante toda la vida. Lo cual no sólo es mentira, sino que además es una auténtica salvajada»... denuncia sin tibiezas el doctor Álvarez.

Este ‘mercadeo’ político-farmacéutico supone, pérdida de vida para unos y de calidad de vida para la mayoría, presentándosenos a los de a pie, un horizonte existencial muy quebrado, consecuencia de una gestión gobernante muy turbia.

Una economía humana amable y respetuosa con la conciencia, puesta al servicio del cuidado de personas, bienes naturales, cultura y valores cívicos, sustenta la Vida y reproducción social en actividad sostenida por sostenible. Así, es preciso exigir, obligando al gobierno, que haga visible y declare como riqueza computable, lo que se llama: ‘Economía informal del cuidado’.

Según la OIT, en España se entregan 130 millones de horas al año, a trabajo, cuidado y servicios no remunerados. Entrega femenina madre pues 16 millones de mujeres trabajan gratis 8 horas al día; a salario mínimo equivaldría al 15% del PIB español..y el ‘suicidio’ del supremacismo masculino. ¿Y que decir de la infancia vulnerable en nuestro país, que siendo cuarto PIB de la UE, el 33% de menores de 18 años está en riesgo de pobreza; encabeza Rumanía (49,2%), en la cola Dinamarca (13,8%) y la media de la UE 26%?... un fracaso nacional.

Resulta delirante confiar en gobernantes que promueven una economía lesiva para la salud física, mental, espiritual y supervivencia humanas. Economía patriarcal, basada en castrar la autogestión de la salud, lastrar y discriminar la sensibilidad femenina y depredar los recursos de la biosfera. Que al basarse en el fomento del machismo y expansión de ‘necesidades’ innecesarias, frustra todo progreso humano, sumiendo a la comunidad... en una crisis civilizatoria.

Frustración, al confundir dinero con riqueza, deseo con anhelo, comida con alimento, religión con ciencia espiritual y conocimiento con sabiduría. Al desconocer la razón de la existencia, y a su vez sentirse ‘realizados’ por conseguir poner años a la vida (¿a qué costo público?) y no....Vida a los años.

«El corazón tiene razones que la mente ignora». Así, lograr vida al final de la vida, liberando la mente para descubrir la verdadera realidad de ser última, es asignatura pendiente lógica desde la ciencia del sentir la existencia...del alma.

Conservo cuatro metáforas de la escritora madrileña Manuela Hernán Matesanz para estos tiempos de cambio en que: «Debemos darle la vuelta al calcetín», pues aún alcanzado el tope de perfección de nuestra imagen humana, sigue la evolución a encontrar el ‘eslabón’ (no lo venden en ninguna tienda ni iglesia) que nos enlaza con nuestro Yo interior. Vivirlo externo es la meta, para que el mundo cambie desde uno mismo sin que nadie dicte lo que tenemos que hacer, pues: «No sirve de nada poner parches nuevos a un vestido viejo». Que como mucho, nos ayude a recordar: «De qué nos sirve conocer y tener de todo, si no nos sabemos, ni nos encontramos en el camino»... que el camino es la meta.

En esta última partida, nos jugamos: su bolsa o nuestra vida....Ser o no ser.

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