Si Pío XII levantara la cabeza...
...y os viera, políticos de la vieja Iruñea, peleándoos como niños en el patio mediático para haceros con la pelota de movilidad en la avenida que lleva su nombre, se avergonzaría igual que se está avergonzado la mayoría de la ciudadanía del espectáculo penoso que estáis protagonizando.
Empezando por el titular de la cosa de la movilidad, el concejal de Aranzadi, Armando Cuenca, que parece que sólo está cómodo si incomoda a los demás, primero a sus propios socios de gobierno y después a todos los foros donde participa, llámense plenos, comisiones, juntas o lo que él llama procesos de participación, que son poco más que asambleas amañadas con resultados predefinidos y con salidas a prensa en las que presenta a bombo y platillo el último fruto de su improvisación. Apoyado por un grupo blindado que sólo ha dejado pruebas de ineptitud e inoperancia, Cuenca ha ido armando su estrategia de hacer la resistencia desde el poder y de presentarse como el adalid de las demandas públicas con ese instrumento hecho a su medida que es la Plataforma 8-80. Pero no ha hecho nada. Nada. Vocear. Bueno vocear y ponerse en contra a todo el mundo.
Esto podría haber sido lo peor, si no hubiera sido por la participación siempre inapreciable de una oposición, encabezada por un UPN lamentable, que se ha dado cuenta de que ha perdido demasiado tiempo justificando la ciudad automovilística y ahora quieren subirse a este tren, aunque sea para hacer la pose delante de su electorado, que, como el de todos los partidos, por suerte, es más inteligente y mejor avenido que sus propios líderes.
La Avenida Pío XII, queridos responsables políticos, hace tiempo que debería haber sido intervenida, con medidas reversibles que demostraran a la gente que otro escenario es posible, aunque sólo hubiera sido para no dar pie precisamente a este debate mediático vergonzoso que estáis protagonizando. Como se hizo con la Cuesta de San Lorenzo y como se debería haber hecho primero con la Cuesta del Labrit o con el Camino de Santiago a su paso por la Magdalena, o con la calle Errotazar, o con el Camino del Cementerio por nombrar algunas. Pero siempre contando con la participación de los agentes interesados, sean técnicos del propio Ayuntamiento o representantes de instituciones y colectivos afectados. Como se hacía en la anterior legislatura en el Observatorio del Peatón y la Bicicleta, que ahora ha quedado convertido en meras presentaciones de propósitos masificadas e intervenidas para ajustarse a los requerimientos de la Concejalía de Movilidad.
Pío XII no es una avenida tan importante para la movilidad ciclista de nuestra ciudad como nos quiere hacer ver el empecinamiento del señor Cuenca, como no lo es la Avenida Baja Navarra o la Avenida del Ejército. Y no lo son porque la realidad no se puede negar. Mucho menos cuando se va a cortar una de las autopistas urbanas más importantes de Pamplona, gracias a la peatonalización de las calles Navas de Tolosa y Padre Moret a su paso por el Parlamento, y las anejas Chinchilla y Bosquecillo, lo que supondrá unas afecciones importantes en dichas Avenidas.
Ojalá me equivoque, pero Pío XII no recoge ni va a recoger tantos ciclistas como lo ha hecho Fuente del Hierro o lo haría la Avenida de Bayona o la Avenida de Barañain, simplemente porque responde a una forma de planificar la movilidad puramente automovilística. Grandes rectas radiales y transversales que acercan pero que no llegan a ninguna parte, no son recorridos interesantes para ciclistas y peatones, no son agradables, no son atractivos.
Así pues, queridos ediles de Aranzadi, Izquierda Ezquerra, UPN, Geroa Bai y PSN, dejaros ya de tanta salida espléndida en los medios con vuestras posiciones y vuestros celos, que han obligado a pronunciarse hasta a la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona y a la Policía Municipal de Pamplona, que nunca deberían haber acudido a los medios para hacer sus propuestas o expresar sus consideraciones, porque todo esto se tendría que haber llevado de una manera mucho más eficaz y consensuada, desde hace mucho tiempo.
A ver si aprendemos de esta nefasta y grotesca experiencia para futuras actuaciones y para hacer una gestión más colaborativa, más asertiva, más consensuada y más empática de la que habéis hecho hasta ahora, y con menos miedo a las críticas y a las aportaciones. Mientras tanto, seguiremos perplejos mirando vuestras disputas en la prensa y a la espera de que algo cambie en el tema que se ha destapado como el más mediático de esta legislatura: la movilidad.
Ah, un detalle, los consensos no se exigen, se trabajan y normalmente se alcanzan explicando bien las cosas, admitiendo errores y mejoras y con algunas renuncias de las partes implicadas.