Mikel Arginarena Otamendi

¿Sr. Ángel Toña, cree usted posible un relato consensuado?

Lo que cuesta, lehendakari jauna, es aceptar que usted solo se dirija con esas palabras a una de las partes en conflicto, olvidando a otra parte.

Angel Toña, en un artículo de opinión publicado en “El Correo” con fecha del 10 de marzo de 2019 se hacía esta pregunta: «¿Y para cuándo un relato consensuado?» Me temo que esas líneas no van a ayudar a conseguirlo. Y no porque no comparta bastantes de sus reflexiones, sino porque ahonda –seguramente sin pretenderlo– en una de las grandes dificultades que encontramos para ese consenso: debe hacerse sin recortes.

«La batalla del relato» es ahora mismo la forma de marcar vencidos y vencedores, y en esta lucha algunos están empleando inmensos recursos de los que «los otros» carecen, pero a quienes siempre quedará la opción de su desacuerdo con el relato. Pero una cosa es desear el relato consensuado y otra cosa es crear las condiciones. Cuando el articulista citado manifiesta su deseo de «un relato consensuado sobre nuestra reciente historia a propósito de ETA» está poniendo ya dificultades insalvables. En efecto, la mayor parte de los lectores de su artículo fijan obsesivamente su atención en una parte de la historia. Quedan fuera de su campo visual centenares de muertos, de los que unos eran de ETA, otros no tenían nada que ver con ETA; la historia de los miles de torturados en régimen de detención, de los que unos eran de ETA y otros no tenían nada que ver con ETA; la historia de centenares de años de prisión que se han cargado sobre personas absolutamente inocentes, la impunidad total que han tenido los responsables de tales hechos, la política carcelaria deshumanizada, es decir, una historia de miseria y dolor que difícilmente tendrá un versión consensuada.

Ángel Toña me dirá que no le he entendido, que él incluye también eso, que incluso en el citado artículo hay una frase que habla de «la violencia de ETA y contra ETA». Esa referencia «contra ETA» es una gota de agua que se pierde entre sus reiteradas referencias a la «historia de ETA». Repite una y otra vez «los vascos no podemos pasar página de la reciente historia de ETA» o «cerrar en falso la Memoria de ETA» y así se impone «la verdad» de los que solo ven lo que hizo ETA.

No pretendo ponerle a la altura de los «mercenarios del relato» que, sea en la prensa, sea en libros, están muy activados, aupados en un falso prestigio. Quiero decirle con claridad que ese artículo induce a error. Un error al que, por otra parte, induce el propio lehendakari, repitiendo como un mantra «¿tanto cuesta reconocer que se ha causado un daño injusto?». Lo que cuesta, lehendakari jauna, es aceptar que usted solo se dirija con esas palabras a una de las partes en conflicto, olvidando a otra parte –en la que el propio Gobierno Vasco tendría su parcelita– que causó no menos dolor injusto.

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