Carmen Gutiérrez Arques
Activista de Ongi Etorri Errefuxiatuak

Sucedió en un tren

Es imprescindible que denunciemos a las fuerzas de derecha y extrema derecha que, con su discurso de odio, tratan de enfrentarnos a estas personas migrantes y refugiadas presentándolas como culpables de una crisis social y económica que las mismas élites han provocado.

Sucedió ayer en un cercanías a las 22.00 de la noche. En el tren, dos únicas pasajeras, ella y yo, cada una en un vagón. La vi de refilón al entrar: unos 40 años, de origen sudamericano, sin duda, y una gran maleta. 



Pasaron unos minutos y escuché cómo comenzaba a llorar desconsoladamente al teléfono. Imposible evitarla, imposible ignorar su congoja. Aquel tren nos aislaba del mundo exterior y me ponía frente a su dolor. Me acerqué tratando de ofrecer consuelo, el que fuera.



Acababan de comunicarle la muerte de su madre de 83 años, allá en Honduras. Llevaba tiempo enferma y ella  se había venido hacía 5 meses a buscar trabajo para pagar los medicamentos. No lo consiguió ni trabajo, ni medicinas. Tampoco había dinero para el vuelo. Su madre había muerto sin que pudiera volver a verla. Lloraba por su muerte pero también por remordimiento. Su aventura, el enorme esfuerzo realizado dejando dos niños en su país, no le había servido de nada y se sentía frustrada.



Nos fundimos en un abrazo. Dos desconocidas. Sin cámaras, sin complicadas burocracias, sin manipulaciones políticas. Dos seres humanos aislados del mundo compartiendo el dolor y reconociéndose como iguales. 



Ese abrazo resume y explica la esencia de la Abrazada 5M5, la Besarkada que celebraremos el 5 de mayo a las 12h en todas las ciudades de Europa, en todos nuestros pueblos, y entre todas las personas que creemos que  quienes salen de sus países, por la razón que sea, son y serán nuestros hermanos y hermanas; personas que ante una situación de pobreza, guerra, odio etc. toman exactamente la misma decisión que nosotras tomaríamos de estar en su piel.



Hoy, más que nunca, es imprescindible que denunciemos a las fuerzas de derecha y extrema derecha que, con su discurso de odio, tratan de enfrentarnos a estas personas migrantes y refugiadas presentándolas como culpables de una crisis social y económica que las mismas élites han provocado. Permitir o permanecer impasible ante estos discursos no trae otra cosa que más violencia, más muerte y más tragedia en el proceso migratorio y, en definitiva, nos aleja de los valores que verdaderamente nos definen como seres humanos: humanidad y solidaridad.

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