Jesús Mª Aragón Samanes

Suspenso

La cruz no es símbolo de golpista ni asesino alguno, sino de un asesinado por los poderes político, militar, y religioso de su tiempo.

Afortunadamente, aún hay entre nosotros gente estudiosa de los hechos históricos que no siguen el guión franquista de «nombres de batallas y reyes», sino que indagan en el contexto político, económico y social en el que sucedieron y de los que todos podemos sacar algún provecho en nuestra vida particular y social; son amantes de la Historia como maestra de la vida, que prefieren una sociedad equilibrada a una sociedad incendiada, enfrentada, dividida.

En esta sociedad somos muchos y cada uno de una madre, y a algunos hay que repetirles las cosas, y hay que tener paciencia, mucha paciencia, unos con otros, ante sus problemas de comprensión de lo que leen e incluso de lo que escriben.

Don Javier, aquel día cercano a la Navidad de 1937, en su papel de Regente, le dijo a Franco, a la cara, que una de las tareas del Gobierno militar provisional resultante del final de la excepcional situación de guerra sería la de organizar un referéndum para que el pueblo español decidiese sobre la restauración de la institución de la Monarquía Tradicional; no la pidió para sí, ni como regalo, ni como imposición; sólo años más tarde, ante la ausencia de un candidato «con mejor derecho», dispuesto a aceptar, y presionado por sus partidarios, aceptó hacerse cargo, él mismo, de la titularidad de la Corona.

Tal vez es a esa gente dura de mollera a la que le traiciona su subconsciente atribuyendo a otros sus debilidades y sus ganas de arrimarse al sol que más calienta.

En otro apartado de su escrito dan para Navarra unas cifras de militancia en FET de las JONS de 1949 atribuidas en su mayor parte al Carlismo, y otras referidas a los votos recibidos por el Carlismo, cuando pudo haber elecciones, en 1977 y en 1979; ante la gran disparidad que hay entre ellas, en lugar de interpretarla según la lógica, ¡la que va de sí, vaya!, esto es, que la gran mayoría de la población navarra dio la espalda al Partido Carlista en esas elecciones de 1977 y de 1979, por diversas causas, entre las que hay que contar su propuesta política, social, económica, territorial, laboral, vecinal, educativa, cultural…, contenida en «Federalismo, Socialismo, Autogestión», así como su lucha antifranquista... concluyen que el Partido Carlista es culpable de franquismo (o de lo que sea, óigame).

Va a ser que donde no hay mata no hay patata. Suspenso en comprensión lectora y escritora.

Para terminar, informo a los miembros de ese sedicente «ateneo Basilio Lacort» que la cruz no es símbolo de golpista ni asesino alguno, sino de un asesinado por los poderes político, militar, y religioso de su tiempo; es símbolo de un asesinado por el poder que los miembros de ese pretendido «ateneo» predican y veneran. «El neoliberalismo mata más gente que todos los ejércitos del mundo, y no hay ningún acusado ni preso», dice el economista Manfred Max Neef.

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