Gontzal Fontaneda

¿Tan difícil es Iruña-Veleia?


¿Sin pruebas fehacientes, solo con opiniones y teorías pretendieron llevar a la ruina a una persona y querrán arrojar al vertedero los grafitos de Iruña-Veleia?

En febrero se celebró el juicio contra Eliseo Gil. Ahora solo queda esperar a la sentencia.

Gracias a estos meses de semiactividad por la pandemia, ha habido tiempo de releer tranquilamente los informes que la Diputación Foral de Álava encargó a los miembros de aquella Comisión Científica-Asesora, que fueron la disculpa para expulsar de Iruña-Veleia a Eliseo Gil y su equipo, denunciarle en el Juzgado, pedirle una condena de siete años y medio y lanzar una tremenda campaña mediática de que los grafitos son falsos.

(Los doce informes –con sus fechas de entrada certificando que diez entraron después de haber expulsado a Eliseo Gil– están en la web de la Diputación https://www.araba.eus/publicar/Veleia > «Informes de los miembros de la Comisión Científica-Asesora sobre los grafitos de Iruña-Veleia).

A pesar de la unanimidad que se ha pregonado, solo cinco informes afirman la falsedad de los grafitos, cuatro mantienen dudas, dos no pueden saber si son auténticos o falsos y el de Eliseo Gil, por supuesto, defiende la autenticidad). Los informes que declaran la falsedad lo hacen sin presentar ninguna prueba, solo opiniones y teorías; y solo con eso hicieron lo que hicieron. Veamos un ejemplo (ib. "Informe sobre inscripciones eusquéricas antiguas en Veleya").

En la página 4 denuncia los grafitos como asunto policial: «para mí, como filólogo vasco, Veleia – – ya antes de finalizar junio de 2006 había dejado de ser un problema científico para convertirse en otro de muy diferente índole: policial y judicial».

En la página 7 confiesa claramente lo que le han pedido que exponga en su informe: «el informe requerido no contemplaba en ningún caso la demanda de diseñar un escenario en el que – – las inscripciones vascas pudieran ser aceptables».

Obediente, busca argumentos de falsedad. Y encuentra, ¡eureka!, el artículo determinado. En la página 13 teoriza: «El artículo en -a se documenta profusamente en veleyense como hemos visto (NAIA, LURRA, SUA); el gusto veleyense por el artículo es tal, que aparece incluso en formas en las que, en vascuence real ( ) no aparece todavía en los primeros textos, como el part. IZANA, con <Z> por otra parte».

Sobre la primera palabra del ejemplo, expone solo una opinión, ya que otras personas opinan que «naia» puede ser lo que hoy en día se dice «anaia» (como también «ama», «arreba», «aita»), donde la –a final no es sufijo sino parte de la palabra, como sabe cualquier alumno de primaria.

Sobre las otras tres palabras, expone solo una teoría, ya que otras personas defienden que en las actuales «lurrA», «suA» y «haizenA» [«YAHVE ZUTAN IZANA»; según Txillardegi: «yaveh zeruetan haizenA» (¿participio?)] la –a final no es artículo determinado sino uno de los múltiples sufijos de (digamos) declinación, como –an, –tik, –ra, –ko.

Además, comparando el euskera con las lenguas que sí usan artículo determinado, hay diferencias muy elocuentes:

–Otros idiomas utilizan el artículo determinado donde el euskera no añade el sufijo –a: «vengo de LA calle» «je viens de LA rue» «I am coming from THE street». En cambio, «kaletik nator».

–Otros idiomas no utilizan el artículo determinado donde el euskera añade el sufijo –a: «eres muy joven» «tu es très jeune» «you are very young». Sin embargo, «oso gazteA zara». ¿Será artículo?

Después, en el párrafo siguiente emite su sentencia: «La posibilidad de que algo así se diera en vascuence en la antigüedad es nula... Las –aes citadas hacen por tanto imposible cualquier cuestión de autenticidad del vascuence veleyense hasta las fechas señaladas». Así cumple el encargo de la página 7, pero no tiene en cuenta que parece que en época romana hay algún otro ejemplo, como la inscripción de Plasenzuela en la que aparece el nombre de familia o apodo «ibarrA».

¿Sin pruebas fehacientes, solo con opiniones y teorías pretendieron llevar a la ruina a una persona y querrán arrojar al vertedero los grafitos de Iruña-Veleia?

¿Dejando de lado informes teorizantes y opinadores amplificados por la propagación mediática, tan difícil es que se envíen unas piezas a laboratorios competentes e imparciales para hacer a los grafitos los análisis que diriman cuándo han sido grabados?

¿Tan difícil es que se forme un equipo arqueológico competente e imparcial que excave Iruña-Veleia a ver si ahora en los mismos lugares aparecen o no más grafitos?

¿Tan difícil es que dejen de mirar para otro lado y abran los ojos las instituciones que dicen defender la ciencia, la cultura y el euskera, es decir, el Gobierno Vasco, el Parlamento Vasco, la Defensoría del Pueblo del País Vasco, Euskaltzaindia, Aranzadi, Eusko Ikaskuntza, para pedir oficialmente esas dos actuaciones al Juzgado mientras la causa está bajo su jurisdicción?

¿No es rentable la honradez?

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