Iulen Lizaso

Tertulia reflexiva... covid-19

Los mayores de doce años sin mascarilla en el patio y los menores con ella, solo me lo explico como chantaje coercitivo para vacunar a la franja de cinco a doce años.

¿Sabes? no te haces ni idea de la tristeza que sentí, cuando al ir a salir de un ascensor urbano, veo que la mujer que esperaba para entrar, al verme sin mascarilla, se aleja y a distancia me pregunta: ¿está usted vacunado? Fue un impulso fraterno el que automáticamente respondió: sí.

Pues también a mí, me han tocado presenciar y percibir episodios de pánico, por iguales muestras de miedo al contagio, tanto en mi consulta como en la calle. La verdad es que sufres al ver como padecen por una causa que tan solo está «justificada» en los medios de comunicación, pues a decir del gobierno, no hay pruebas de laboratorio, ni por autopsias, ni por contagio que demuestran la existencia del virus SARS-Cov2. Ni por exceso de muertes en 2020, a excepción de las de primavera, por motivos de desidia y abandono a su suerte de ancianos en residencias y de dependientes, sin atención específica.

Imagina que inventan una vacuna anticonceptiva para reducir la natalidad y se la ponen a toda la humanidad. Que a las mujeres les digan: ¡cuidado! pues aunque con menores síntomas, podéis quedar igualmente embarazadas. Y a los hombres: No dejéis de usar el preservativo, pues aunque un poco menos, también pueden quedar embarazadas vuestras mujeres. Más surrealista aún a las niñas: Aunque aún estáis lejos de quedar embarazadas, tenéis que poneros la vacuna igual. A los niños: Aunque aún no os habéis iniciado en las relaciones sexuales, tenéis que poneros también la vacuna. La consecuencia final fue que, lograron el objetivo de paralizar el crecimiento, y además, reducir la población, pero no a causa de la eficacia anticonceptiva de la vacuna, sino a consecuencia de los efectos adversos y lesiones de por vida, en los órganos reproductivos de las personas. La conclusión final, es que la «ciencia» de la excelencia dio con la vacuna anticonceptiva. No importa a costa de qué sacrificio humano fuere, solo importa que por su adicción al poder y control... el objetivo se cumplió.

¿Dónde está la diferencia con lo que está hoy ocurriendo aquí y ahora con el medicamento experimental que están inyectando «contra» el virus SARS-Cov2?
Lo más infame, el abuso político por la dictadura con coerción sanitario-laboral.

Tú como médico, recordarás que una de las tres grandes premisas para sacar al mercado un medicamento, es el grado de necesidad. Repitiendo que en 2020 no hubo exceso de muertes Covid con respecto a años sin pandemia, se ve claramente que, aunque estratégicamente la declararon, hoy no hay ninguna pandemia real que justifique la necesidad de la llamada vacuna... ¿entonces?

Sabiendo que otra de la tres premisas es seguridad, ¿cómo es posible semejante insensatez y negligencia, por parte de quienes habéis acatado el juramento hipocrático, y en la facultad os grabaron a sangre y fuego las tres premisas indispensables a la hora de recetar un medicamento, del cual se da por supuesto que antes de lanzarlo al mercado deben pasar entre dos y cinco años superando las pruebas preceptivas... y hoy no se han cumplido ninguna?

Si, lo sé y así nos enseñaron en la facultad, además del juramento hipocrático, en el sentido que debemos ejercer prescribiendo lo mínimo, también hacer el menor daño posible. Pero, esta estrategia de vacunación masiva inoculada sin prescripción facultativa, conlleva además que nadie se hace cargo de los daños y lesiones por efectos secundarios en caso de que no fuera segura… y no lo es.

Si como médicos que conocéis todo eso y seguís vacunando, cuando: 1) se dan efectos adversos por enfermedades graves (atribuidos a la variante Delta), 2) no se consigue la inmunización de grupo, y 3) personas vacunadas, vuelven a dar positivo en test PCR (por eso los eliminan), nos viene a decir que tampoco cumplen con la tercera premisa: eficacia...  ¿que conciencia manejáis?

Según mi registro personal, los primeros efectos secundarios de la vacuna contra el Covid, se dieron el 18 de enero de 2021, en la residencia Hospital de la Pasión en Ciudad Rodrigo (Salamanca). Según explicaba Mercedes García miembro de la dirección, tras inyectar la primera dosis a todos los ancianos y personal, a los tres días comenzaron a darse los primeros síntomas, con tres residentes fallecidos, otro en estado crítico y otros dos más hospitalizados. Más de 70 usuarios y una treintena de trabajadores dieron positivo al test PCR. Todo ello así, cuando en plena pandemia no se dio ni un solo caso de contagio.

Así, señor Urkullu, con el daño físico, mental, emocional, relacional y el quebranto y ruptura de proyectos de vida tan gravosos que se dan y conlleva el enfermar por esa causa, cuando antes de ella se disfrutaba de buena salud, ¿a quien hay que pedir cuentas de lo que los médicos y personal sanitario de Osakidetza obligados a callar, pudieran estar viendo hoy dentro de los hospitales vascos?

Si antes, los informes del LABI eran diarios para que la prensa publicitara los alarmantes picos de contagios asintomáticos asimilados a falsos enfermos por los test PCR, ahora que se dan los picos de enfermos reales (no publicados) por la vacuna, lo hará semanalmente... y si pudiera lo haría mensualmente. Pero existe un indicador social que no lo pueden ocultar; las esquelas en la prensa. Hoy nos ocultan el dato hospitalario, pero en meses venideros, las esquelas de los periódicos podrían hablar de una tragedia médica provocada.

Si los jóvenes están menos expuestos a agentes patógenos sea Sars-Cov2 variante Delta, sea el temible virus Marburgo que ya viene de camino y elige a jóvenes deportistas, ¿piensa esta prensa canalla bien incentivada, que va a poder seguir dando cobertura a esta farsa institucional, sin que cada vez más ciudadanos descubran la razón de la prisa por vacunar incluso a niños?

En el ranking de transparencia somos el país colista en el mundo. Al margen de las órdenes de silencio de los Colegios Médicos a los facultativos colegiados de Euskadi, pienso que por higiene democrática y justicia restaurativa, debería exigir a la señora Sagardui levantar la barrera de censura (mentir por omisión), y que haga pública la estadística de nuevos ingresos Covid vacunados y no, en nuestros hospitales. Según me consta, es destacable la franja de edad, afectando sobremanera a jóvenes deportistas, que les ha generado lesiones en el corazón (miocarditis) derivadas de coagulopatías que obstruyen los capilares.

En mi artículo anterior destaqué a Reino Unido a la cabeza en transparencia informativa e independencia judicial, por sentido de responsabilidad cívica y celo profesional de sus jueces respectivamente, a pesar del gran empuje del gobierno a favor de la vacunación global y los alarmantes datos de efectos secundarios que se vienen dando en jóvenes vacunados. “The Expose” señala que las muertes de adolescentes mayores de quince años aumentaron un 63% con respecto a 2020 y mismas fechas, según datos de la Oficina de estadísticas Nacionales, dándose la misma correlación entre jóvenes que solicitan una ambulancia por paro cardíaco según los datos de Public Health England.

Desde que el principal científico del ejecutivo de Reino Unido (Chief Medical Officer for England) Chris Whitty decidió anular el Comité Conjunto de Vacunación e Inmunización, y aconsejar al gobierno la vacunación a todos los niños sanos de la escuela secundaria, comparado con el mismo período de 2020, ya se ha traducido en un aumento del 400% las muertes infantiles.

Hoy el Tribunal de Apelación a requerimiento del juez Jay, ha ordenado al gobierno inglés, que proporcione pruebas científicas en ese tribunal, que justifiquen la vacunación esta vez a niños de doce a diecisiete años contra la Covid-19... .el plazo obligado que ha dado al gobierno, es hasta el 15 de octubre.

señor Urkullu, aquí no es diferente, porque ustedes no han justificado más que a través de la ciencia teórica y científicos anónimos, publicitando los beneficios en la salud y ocultando los efectos secundarios, cuando estos son superiores al bien que se pretende conseguir y no terminan demostrar. Así es como los ciudadanos vascos, nos hallamos en total inferioridad ante abusos y censura por parte de quienes gobiernan, y en total indefensión por la soledad y desamparo jurídico, en el país que usted representa y dice atendernos.

Sin salir fuera, se le puede demostrar desde la ciencia empírica comparada y testimonios, que ni son necesarias, ni eficaces, ni seguras... sí peligrosas. Ni vacunas, ni nuevos-viejos protocolos escolares, para unos niños en que, el riesgo de morir por Covid es mucho menor que el de morir por esa «vacuna».

Los mayores de doce años sin mascarilla en el patio y los menores con ella, solo me lo explico como chantaje coercitivo para vacunar a la franja de cinco a doce años.

Están maltratando a toda la ciudadanía vasca, aunque sus efectos no se perciben en lo inmediato y la mayoría no sea consciente de ello. Quedará escrito con letras de dolor en la memoria de los años venideros, que la huella anímica y psicoemocional por el abuso de poder ejercido en base a unas medidas preventivas absurdas en los centros escolares a costa de maltratar a nuestros niños, va a resentirse por generaciones... traducido a pobreza social.

Señor Urkullu, ¿qué dice del incremento de trastornos psíquicos y suicidios en jóvenes? ¿De las causas ambientales del cáncer que cada veinticinco años duplican el número de muertes? Y no lo declaran pandemia. Cuando se sepa la verdad oculta que hay tras todo este entramado médico-científico-político. Cuando se sepa que no hay ninguna razón objetiva ni sanitaria para el miedo ni para tanta crueldad infantil, más que la que quieran crear con sus medidas represivas y protocolos coercitivos. ¿Con qué créditos espera pasar a la historia de Euskadi?

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