Mikel Arizaleta Barbería

Trump, un vengador airado en la Casa Blanca

Si los investigadores demostraran que el dinero fue entregado como donación ilegal de campaña a las arcas republicanas Trump se hallaría ante un grave problema. Y lo mismo caso de que resultara que Trump estaba al tanto.

Roland Nelles, comenta desde Washington, que el presidente de US, Trump, se ha cogido un gran rebote ante el registro por agentes del FBI de oficinas y departamentos privados de su abogado Michael Cohen.

Y es que Trump, por lo visto, se ha enterado del registro cuando quería debatir y en presencia de expertos militares en la Casa Blanca sobre el presunto ataque con gas en Siria, y ante las cámaras en acción escupió su rabia sobre la noticia recibida. Los registros de su abogado personal, Michael Cohen, por agentes del FBI serían una «deshonra», manifestó. Calificó la acción de absolutamente «desleal», como una «caza de brujas», incluso sería «un ataque a nuestro país». Los generales presentes, turbados, fijaban su vista en los papeles sobre la mesa.

Este ataque de rabia en la sala de reuniones de la Casa Blanca podía hacer historia en los libros: Y es que en medio de una de las crisis más graves extrapolíticas de esta presidencia, al mismo tiempo se agudiza dramáticamente el conflicto entre Trump y el investigador especial del affäre Rusia, Robert Mueller. Ahora en Washington todo parece posible, incluso no se descarta el pronto cese por el presidente del investigador especial.

Los registros de su abogado Cohen pudieran resultar sumamente peligrosos para Trump. El abogado neyorkino es uno de los «amañadores» de Trump desde hace 10 años, un hombre que le ha solucionado problemas delicados de todo tipo y prácticamente involucrado en todos los escándalos en los que se ha visto envuelta la presidencia de Trump: parece haber jugado un papel clave comenzando por las investigaciones sobre Rusia hasta el supuesto affäre con la estrella porno Stormy Daniels.

Cohen no solo sabría «dónde yacen los cadáveres» sino que, en palabras del biógrafo de Trump, «él mismo habría enterrado a muchos». Al día de hoy no está claro qué es realmente lo que buscaban los agentes del FBI en las oficinas de Cohen cuando este lunes registraron con minuciosidad la oficina neoyorkina del abogado del Centro Rockefeller y su habitación del hotel Loews Regency en la Park Avenue. Según informes de los medios se trataría de fraude, de un fraude fiscal, y también de un pago turbio por la compra del silencio de Stormy Daniels por 130.000 dólares.

El investigador especial Mueller transmitió indicaciones, observaciones. Pero en principio con las investigaciones del affäre Rusia por parte de Mueller estos registros a lo sumo estarían relacionados de modo indirecto. Mueller mismo no ha solicitado este registro de Cohen, sino por lo visto ha comunicado indicaciones y observaciones a la fiscalía competente de New York sobre un proceder criminal, que en sus investigaciones habría llegado a sus manos. Fue la fiscalía neoyorkina quien solicitó a un juez el registro y, por lo que parece, debieron se debieron presentar argumentos convincentes de sospecha.

Una de las muchas preguntas, no resueltas hasta el día de hoy, es la de las circunstancias concretas del pago por el silencio de la estrella del porno Daniels. Cohen traspasó a la cuenta de Daniels en la campaña electoral de 2016 130.000 dólares, comprando con ello el acuerdo de guardar silencio sobre un supuesto affäre con Trump. Según Cohen ese dinero sería suyo. Donald Trump niega haber sabido algo sobre ese pago.

El otrora jefe de campaña de Trump, Steve Bannon, narra en el libro “Fire & Fury” que antes de las elecciones una serie de mujeres debieron callar por intervenciones de abogados de Trump. Cohen fue durante esa campaña electoral responsable de las finanzas republicanas. El pago a Daniels se ejecutó mediante una empresa-buzón. Si los investigadores demostraran que el dinero fue entregado como donación ilegal de campaña a las arcas republicanas Trump se hallaría ante un grave problema. Y lo mismo caso de que resultara que Trump estaba al tanto. Según noticias, el FBI en los registros de la oficina de Cohen se habría llevado ordenadores y teléfonos, que ahora deben volcarlos y valorarlos. Tarea peliaguda y cuestionable: la comunicación confidencial entre abogados y sus clientes está, también en USA al menos en muchos casos, protegidas del ataque del Estado.

Si los investigadores de New York en sus registros encontraran datos sobre hechos delictivos en relación con el affäre de Rusia estos podrían comunicárselos al investigador especial Mueller. La especial relación entre Cohen y Trump resulta interesante por muchas razones. Mueller debe perseguir e indagar actualmente toda una serie de flujos de dinero de Europa del Este en apoyo de la campaña electoral de Trump. También Cohen debe haber participado en pro de Trump en las negociaciones en Moscú, posteriormente fracasadas, para la construcción de la “Trump Towers”.

Veremos lo qué pasa. El nombre de Cohen aparece además repetidas veces en el polémico «dossier», en el que quien fuera agente británico, Christopher Steele, ennumera supuestas conexiones entre el equipo de campaña electoral de Trump y el gobierno ruso. Así Cohen debió reunirse con un representante ruso en Praga en el verano de 2016. Él lo niega.

Queda en el aire y abierto el cómo Trump abordará en el futuro este inconveniente surgido. El brote de rabia contra el FBI en la sala de reuniones de la Casa Blanca ha sido catalogado por muchos en Washington como preludio de un posible cese del investigador especial Mueller mediante el presidente para, de esa manera, librarse de un problema tan comprometido. Si bien colaboradores de confianza le advierten del peligro de tomar una medida tan drástica. Y es que desde hace semanas Trump intenta despertar la impresión de que las investigaciones e indagaciones de Mueller serían una confabulación de un grupo del FBI dirigida contra Trump y su gobierno. Algo que va en la línea y concuerda con lo que él denomina falazmente como «invasión» la indagación de Cohen, llevada a cabo por orden judicial. A la pregunta de un reportero sobre si quiere despedir a Mueller el presidente respondió fríamente: «Es lo que muchos me aconsejan, pero ya veremos lo qué pasa».

La acusación a Siria de haber usado gases químicos contra la población y la amenaza de represalias militares podría ser un modo de desviar la atención del problema enunciado. Quien haya visitado Vietnam y haya leído su historia verá cuán grande es la «humanidad y el respeto» del gobierno USA y sus militares en el empleo y uso masivo de gas y veneno químico en sus guerras de invasión contra la población indefensa.

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