Javier Larrea Reta

Un ejemplo de lo inútil y fraudulento

En Oroz-Betelu tenemos, desgraciadamente, un claro ejemplo de obra pública inútil y fraudulenta. Se trata del dique de cola construido sobre el río Irati, a 400 metros aguas abajo de nuestra localidad. El adjetivo inútil lo merece por no cumplir con el objetivo principal para el que teóricamente ha sido construido, y el de fraudulenta porque los políticos y técnicos promotores de dicha obra, a sabiendas de su inutilidad, han aprobado la misma mediante un procedimiento irregular.

Este dique, junto con el que está previsto construirse en Nagore, sobre el río Urrobi, forman parte de las medidas correctoras contempladas en el proyecto de construcción de la siempre nefasta presa de Itoiz. En los BOE 205 y 286, en sendas notas de prensa del Ministerio de Medio Ambiente (14/5/09 y 2/11/09) y en el informe de viabilidad elaborado por la Confederación Hidrográfica del Ebro, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, se indica que el objetivo principal de los diques de cola es mantener un nivel constante de agua y evitar la formación de la ‘ceja’ (zona descarnada y enfangada, de fuerte impacto paisajístico, que no permite el desarrollo de ningun hábitat ni actividades de recreo).

Hasta aquí podemos decir que el papel lo aguanta todo, pero cuando lo contrastamos con la realidad, se convierte en papel mojado. Si desde Aoiz se acercan a Oroz-Betelu, comprobarán que la ‘ceja’, esa zona muerta que queda cuando desciende el nivel del pantano de Itoiz, es perfectamente visible 5 kilómetros antes de llegar a nuestro pueblo. Sin embargo, a 1 kilómetro de nuestra localidad es ya prácticamente imperceptible. Y aún tienen que seguir unos 600 metros hasta llegar al dique. Es decir, este no solo no evita el efecto  ‘ceja’ sino que el propio muro de hormigón y las obras realizadas para su construcción son las que causan un enorme impacto paisajístico y ambiental.

Y entonces, ¿cómo justifican el Ministerio de Medio Ambiente, la Confederación Hidrográfica del Ebro y el Gobierno de Navarra una obra que saben con antelación que va a ser inútil? Pues, como tristemente ha ocurrido demasiadas veces en el ámbito público, mediante un procedimiento fraudulento. Realizan un proyecto y análisis conjunto de los diques de Nagore y Oroz-Betelu, lo cual no tiene ningún sentido, como puede comprobarse viendo sobre el terreno las zonas afectadas por los mismos y repasando las características técnicas de cada uno de ellos. Baste decir que la capacidad de la presa de Nagore será 78 veces mayor que la del azud de gravedad de Oroz-Betelu. Además, deciden no someterlo a evaluación de impacto ambiental.

Por suerte, en el BOE 205 quedó reflejada la opinión del Departamento de Zoología y Ecología de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Navarra, a quien se le remitió la Memoria Resumen para su análisis. Además de estimar como necesario el procedimiento de Evaluación Ambiental, consideraron que habría sido más adecuado realizar dos acciones separadas, dadas las notables diferencias entre un dique y otro en cuanto a envergadura y zonas inundadas.

Sin embargo, esto era precisamente lo que el MMA, la CHE y el GN pretendían evitar a toda costa, pues si se hiciera un proyecto separado para el dique de Oroz-Betelu, éste sería sencillamente inviable, por no cumplir con los objetivos para los que debería estar construido. De ahí que lo camuflaran junto al dique de Nagore, para colarlo como polizón, saltándose las propias leyes que, más que nadie, las entidades públicas deben observar y cumplir.

En definitiva, se ha malgastado o tal vez malversado dinero público, construyendo una obra que no responde al interés general sino a ocultas motivaciones particulares, aprobada mediante un procedimiento fraudulento, y que ha convertido un bello paisaje rural y natural en un entorno dominado por el hormigón y el asfalto.

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