Yulian Eliana Agudelo

Vencer el miedo y hablar claro

Es el imparable desbordamiento de la crisis económica y el desorden social desatado como secuela de esta enfermedad la brecha que nos conduce a lo que los mayas pronosticaron como el fin del mundo en diciembre del 2012.

Los suicidios, el comportamiento vandálico, el terrorismo y la destrucción masiva no son más que un desahogo de ira, miedo y repudio por la desconcertante realidad. Estas conductas son erradas, no es correcto recurrir a la violencia ni a la desesperación para intentar cambiar la situación. Es precisamente en estos momentos de crisis cuando más sabios, serios, serenos y cordes debemos estar. Las decisiones que tomemos son importantes, es conveniente, ser críticos y analíticos.

Recordemos que nuestro país es lo que nosotros mismos queremos que sea, cada individuo que lo habita influye en su transformación y altera los cambios en la medida que se va desarrollando. Hay formas más pacíficas que pueden producir grandes cambios; aprovechemos las ventajas que tenemos y no desperdiciemos las oportunidades que se presentan. «Se supone» que vivimos en una nación libre y que promueve la democracia, entonces, ¿Por qué nos vendamos los ojos y esposamos las manos?, ¿Por qué esas decisiones tan extremas?, ¿no mover un dedo y esperar a que sea el vecino el que se manifieste?, cuando es un asunto que nos concierne a todos. Si tenemos derecho al voto, ¿Por qué nos abstenemos?, sin miedo, vamos a las urnas, es nuestro compromiso con nuestros hijos y con las generaciones que vienen detrás, porque en ellos repercutirán los resultados.

Tomemos las riendas, y dirijamos nuestro país a un futuro mejor. Nosotros los ciudadanos, establezcamos las condiciones, no olvidemos que somos quienes elegimos a los gobiernos, con el poder del voto podemos hacer que esos gobiernos sean diferentes, ya lo dice una frase milenaria, el parlamento es del pueblo y para el pueblo, por consiguiente, son esos diputados los que se deben al pueblo, no permitamos que ese parlamento sea ocupado por personas que aprovechan la ocasión para solventar sus cuentas y rescatar su propia economía. Se venden como esclavos y escavan tumbas para enterrar nuestra voz. Es importante saber que no es bueno darle el control a una sola corriente política; una de las debilidades de nuestra patria es que no se ha logrado una madurez política, por ello no es sano casarse con un solo partido, aprovechemos la ventaja que tenemos al estar divididos en comunidades autónomas, y que en estas gobiernen otras instituciones ajenas a la central.

Esto, con el fin de evitar los despilfarros económicos y la corrupción pública. Imagínense, si existiendo pluralidad política y con los tradicionales dirigentes enfrentados, le dan lugar a la corrupción; ¿Cómo seria donde el poder fuera solo de uno?, como se dice en la jerga popular, entre bomberos no se pisan las mangueras. Otra ventaja que tenemos es que el máximo periodo de gobierno es de cuatro años, no caigamos en el juego de las relecciones, que más que algo bueno para el país, es un mal sin cura.

Piensen que un presidente cuando se retira queda con una pensión vitalicia, y esta depende del último salario. El candidato relecto aunque quiere dar a entender que es la continuación de su mandato, no es verdad, comienza un nuevo periodo; en donde aprovecha el cambio y ajusta un nuevo salario. Una vez termine su gobierno, el país debe pagar la pensión de por vida de ese dirigente. Una de las fugas económicas que nos deja en una mala postura.

Asegurémonos, de que el gobierno electo tenga un programa político solo por el periodo establecido; nada de que necesita otro periodo para que se vean los resultados. Quienes se presentan a las candidaturas saben de antemano que el tiempo máximo de gobierno es de cuatro años, ¿Por qué hacen programas que requieren más tiempo de lo estipulado?, basta con este circo, dejen de timarnos, cuatro años es un periodo suficiente para ejecutar el programa que presentaron en campaña.

Usemos otra ventaja, la de tener pluralidad política, y démosle participación a todas las corrientes políticas, si continuamos promoviendo solo dos, o como en algunas comunidades a tres estamos permitiendo que la administración pública sea de los mismos, año tras año, y esto se presta a más corrupción. Muchos de estos candidatos pernotan tanto en puestos públicos que ya lo consideran su propia empresa. Por eso se ha vuelto tan común que los dineros públicos terminen en capital privado. Incluso cambian la ley según sus conveniencias. De nosotros depende cambiar los sistemas de los administradores que tanto perjudican a la población.

Por mucho que elegimos a los representantes para dirigir al país, esto no determina que sean ellos los que tengan la última palabra. Hay políticas que deben de llevarse a consulta popular, puesto que el efecto de esas políticas se refleja directamente en los habitantes de la nación. Que este no sea el país de los ciegos, muchos tendrán miedo, no está mal tenerlo, lo que está mal es ocultarnos y callar; aguantando una vida cada vez más precaria. Por favor ayudémonos, no podemos seguir bajando la mirada, esta conducta se convierte en una muerte muy lenta. Somos humanos, valemos mucho y mereces vivir muy bien; apartemos a las gentes que dañan a toda una población.

Pregonan democracia y solidaridad, y una vez el pueblo da el voto de confianza, los condena a una pobreza extrema, mientras que sus cuentas personales ascienden a pasos agigantados, esas personas y sus corrientes políticas deben ser marginadas, porque destruyen la justicia, la igualdad; patrocinan la corrupción y recurren a la violencia para apartar del camino al desacuerdo. Se aprovechan de los medios de comunicación para manipular la información, crean cortinas de humo y promueven eventos de distracción que adormecen a los habitantes. Esto les permite mantenerlos ignorantes, débiles, y fáciles de manipular, se burlan de las personas y juegan con sus sentimientos. Los hacen sentir responsables de la decadencia de la economía, les publicitan tanto la idea de que son culpables de la difícil situación que por ello convencen a la ciudadanía de que sus grupos políticas son la única salida al crecimiento y que para ello deben sacrificarse y anular un futuro próspero para las siguientes generaciones.

A si que retomemos el control, sufraguemos sin miedo y con conciencia, exijamos compromiso ciudadano, trasparencia y honestidad. Merecemos vivir bien, tranquilos, cumpliendo con nuestras obligaciones, pero requeriremos nuestros derechos, si nos hacemos respetar y actuamos con inteligencia seremos un ejemplo para nuestros niños y conseguiremos un mundo mejor para ellos.

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