Vidas y territorios
La capacidad de decisión sobre nuestras vidas y territorios es el principal frente de resistencia en esta era de crisis.
Nos encontramos ante un salto cualitativo de la modernización, en una nueva fase de aceleración de la historia. El capitalismo global financiero nos ha dejado un mundo plagado de crisis sistémica: la modernidad capitalista se ha dado de bruces con los límites biofísicos del planeta; la creciente acumulación de la riqueza así como la privatización de la democracia han desmantelado el estado del bienestar y han puesto en entredicho las estructuras de mediación liberales; asimismo, el desgaste sufrido por los Estados-nación acarrea una crisis cultural, a consecuencia de la pérdida de identidad originada por la falta de control sobre el mercado y los Estados. España y Francia, que antaño fueron poderosos Estados-nación, potencias económicas mundiales y símbolos de la modernidad, a día de hoy son dos sistemas políticos que se encuentran en una crisis grave. Se atisba un horizonte caótico, plagado de incertidumbres y peligros, pero también se abre una nueva era llena de oportunidades.
En este contexto histórico tan complejo, en plena vorágine de una aceleración histórica, urge organizarnos como pueblo. La capacidad de decisión sobre nuestras vidas y territorios es el principal frente de resistencia en esta era de crisis. ¿Qué es lo que fundamentalmente reivindican hoy los movimientos sociales y populares transformadores de emancipación? Una idea transversal, tan radical como democrática: la soberanía. Y, precisamente, sólo el fortalecimiento la iniciativa popular a favor de la soberanía vasca puede dar una respuesta positiva a esta era.
Nos encontramos frente a retos colosales, en este momento en el que las capacidades del sistema institucional son más limitadas que nunca. La nuestra es una sociedad compleja. La maquinaria institucional de las democracias liberales está sin punch, incapaz de dar una respuesta eficaz a los retos complejos. Será necesario, pues, activar todos las recursos comunitarios para afrontar los principales retos. Junto a ello, resultan más necesarios que nunca los procesos que retroalimenten las iniciativas conjuntas de sociedad civil e instituciones; es decir, los proyectos que tienen como objetivo la construcción de la soberanía material desde abajo, una profunda práctica comunitaria en definitiva.
En Euskal Herria gozamos de múltiples experiencias relacionadas con el desarrollo y la transformación social, surgidas bien a nivel local bien a nivel comarcal, de abajo arriba. De hecho, en la segunda mitad del siglo pasado, este pueblo fue capaz de dar respuestas innovadoras a diferentes necesidades sociales básicas. Esta diversidad de prácticas, basada tanto en los fundamentos democráticos como en las identidades comunitarias así como en la cultura de la cooperación, combina a través de sus expresiones más progresistas modelos económicos y empresariales, situando en el centro la institucionalización de base municipal, el desarrollo local y la sociedad.
El pasado ciclo político ha acumulado un capital descomunal de prácticas comunitarias. Asimismo, ha dejado una gran densidad de pensamiento y praxis a la que hasta ahora no hemos prestado demasiada atención y no sabemos cómo valorar en su medida. Esta mirada hacia atrás nos sirve para concebir el futuro. Debemos ser conscientes de que Euskal Herria puede ser un ámbito de experimentación pionero a nivel europeo en lo referente a proyectos comunitarios de transformación –algunas denominan innovación social, otras sostenibilidad local, en Ipar Euskal Herria hablan de dinámicas alternativas–. En Euskal Herria, durante los próximos cuatro años, las condiciones para articular sinergias entre poderes institucionales locales y agentes comunitarios son enormes, mejores que en cualquier otro sitio. Aprovechémoslas.
Es hora de dar un salto. Esta riqueza de prácticas no tiene sistematizados ni su tratamiento, ni su estudio, ni su promoción. Ni siquiera han sido elaboradas coherentemente para favorecer sinergias. En general, estas prácticas afloran de manera aislada, por lo que hasta ahora quedan muy lejos de los límites de su potencialidad. Se hecha de menos una narrativa aglutinadora y una construcción metodológica que recoja el conocimiento de su práctica, así como un proceso de aprendizaje continuo que analice los proyectos sociales en otros lugares. La conferencia internacional “Vidas y territorios” llega para hacer su aportación a ello, definiendo el mínimo del corpus teórico de la praxis comunitaria y tratando de construir puntos de vista compartidos sobre los ámbitos de intervención.
Abriremos un espacio colectivo de reflexión que queremos compartir con todos los agentes sociales, políticos, económicos y sindicales vascos. Trataremos de dar con una respuesta a estas preguntas:
¿Qué inteligencia estratégica necesitamos?
Necesitamos una visión estratégica para decidir sobre qué modelo queremos basar el desarrollo económico de nuestros territorios, para conocer las necesidades y capacidades territoriales, para identificar los nuevos proyectos que se deben crear o fomentar, para que el municipalismo pueda desarrollar estos ámbitos; en definitiva, para elaborar una serie de proyectos estratégicos que tomen en cuenta las vidas con la información de surgida y recogida en nuestros territorios.
¿Qué modelo de institucionalización?
Conocemos los límites del actual sistema institucional: tenemos unas instituciones alejadas de la ciudadanía y protegidas jurídicamente para dar respuesta a intereses ajenos. Pero conociendo esos límites estamos creando una nueva práctica institucional que ponga las vidas y el territorio en el centro; que tenga las herramientas para dotar el desarrollo económico al servicio de las necesidades de la ciudadanía; que acerque el poder de esa institución cerrada a la propia ciudadanía; que desarrolle estrategias e iniciativas conjuntamente con los agentes económicos que sitúan la ciudadanía, la construcción comunitaria y la sociedad en el centro, no compitiendo con otras instituciones sino colaborando codo con codo.
¿Qué recursos materiales y pertenencias?
A la hora de desarrollar estrategias transformadoras, es necesario crear y gestionar recursos materiales que se adapten a las las necesidades del territorio y a las vidas de la ciudadanía. Esos recursos han de ir más allá de la mal entendida dicotomía público-privada y deben ser orientadas hacia modelos basados en la pertenencia comunitaria. Los recursos materiales e inmateriales libres deben estar a disposición de la ciudadanía, agentes sociales e instituciones públicas, teniendo como principio su utilización, quitando importancia a la titularidad de la propiedad y reforzando los modelos de pertenencia comunitaria.
¿En qué valores y principios fundamentarnos?
Es necesario una renovación de valores individuales y colectivos que dé paso a la creación de una nueva ciudadanía que anteponga las vidas al capital y trabaje por los territorios soberanos. El municipalismo, el desarrollo de las estrategias transformadoras y el ámbito laboral precisarán, pues, de la concreción y desarrollo de nuevos compromisos que traten valores como la paridad, la sostenibilidad, la democracia, la transparencia de la información, el cuidado de personas y colectivos, entre otros. Ello tendrá que ser responsabilidad y trabajo colectivo tanto de empresas, agentes sociales y ciudadanía.
Trataremos de difundir por todos los medios todo lo que recojamos el 9, 10 y 11 de abril en la conferencia “Vidas y territorios”. Sigamos, pues, dando nuevos pasos.