Voto necesario
Durante todo mi ciclo vital he tenido las suficientes inquietudes sociales para dedicar una gran parte del mismo en un compromiso sindical y político. Desde mi juventud, hoy tengo 64 años, milité en diferentes grupos y sindicatos que tenían un denominador común. Se definían de izquierda.
Mi trayectoria comienza en el sindicato asambleario y en el Partido Comunista (marxista-leninista). En el año 1991 encabecé una lista electoral denominada Plataforma de Izquierda (formada por el PC m-l, e independientes procedentes de otras corrientes comunistas y de izquierda) para la alcaldía de Donostia.
En aquel momento era delegado sindical liberado y miembro de la Ejecutiva de Administración Local y Foral del sindicato CCOO, en el que militaba. Esta condición no me coartó ser crítico con tal sindicato hasta la denuncia pública en una carta, publicada en "Egin", sobre lo que yo consideraba una deriva hacia posiciones alejadas de mi ideología de izquierdas.
Desde esa posición de izquierdas y, todavía dentro de las filas de ese sindicato, pedí abiertamente el voto para HB, tal y como me expreso en un escrito publicado en "Egin" en febrero de 1993.
Por esas fechas, por discrepancias ideológicas, dejo de militar en el sindicato referido y compañeros/as del sindicato LAB me instan a que me integre en su organización. Cosa que hago y comienzo a trabajar en él desde mi condición de afiliado primero y delegado después.
También por esas fechas comienzo a trabajar desde la iniciativa de Elkarri. Iniciativa que en aquellos momentos se instalaba en un incómodo lugar de la izquierda abertzale.
Cuando Juan Carlos Izagirre asume la alcaldía de Donostia, y siendo delegado de LAB en el propio Ayuntamiento colaboro, junto con mis compañeros y compañeras, con las políticas de izquierda que el alcalde y su equipo comienzan a impulsar. Esta colaboración no está exenta de discrepancia, pero entiendo que es la propia discrepancia la que nos permite avanzar hacia un escenario más justo para todos y todas.
Escribo esta carta para, una vez más, pedir abiertamente el voto y, sin obviar, las inevitables diferencias de matiz que puedan existir y coexistir en cualquier planteamiento político, creo que hoy más que nunca es necesario una concentración del voto, habida cuenta del depredador avance del capitalismo y de su forma más cruel, el neoliberalismo. No son denominaciones, son políticas que convierten a los y las trabajadores/as en meros números de producción. En sus planteamientos las personas no existen.
Hace años, también en el medio periodístico referido anteriormente, publiqué un escrito que lo titulé «la inutilidad del voto útil». Quizá porque era más joven, o quizá porque eran otros momentos, no apliqué una visión más pragmática a mi escrito de entonces. Pragmatismo que ahora reclamo. Un pragmatismo que no tiene nada que ver con la renuncia de mis ideales. No se es pragmático con el fondo ideológico, sino con el tiempo en el que estas situado y el campo en el que estás jugando.
Por eso estoy convencido de que el grupo que más puede aportar en la consecución de tales ideales de izquierdas es EH Bildu. Por lo tanto, ya sea por convencimiento, por cercanía y/o por una necesidad histórica en un tiempo de agresión capitalista, el día 28 de mayo concentremos nuestras fuerzas y votemos EH Bildu.