José Luis y Mª José Beaumont Aristu
Abogados

Yesa, o el reverso del sentido común

Mucho se está hablando estos días de Yesa. Mucho más de lo que se hablaba en los últimos meses, que ya era mucho.


 

Curiosamente, el detonante de esta situación no ha sido en sí la ladera deslizada y deslizándose, sino que el Geólogo Casas Sainz, Profesor de la Universidad de Zaragoza, hablara recientemente en el Parlamento aragonés, y alertara de la necesidad, a su juicio, de evacuar a la población de Sangüesa.

Conocemos a Antonio Casas desde hace casi 20 años, y eso nos permite asegurar, sin paños calientes, que dice lo que piensa, lisa y llanamente lo que realmente piensa. Lo que realmente piensa quien lleva otros 20 años predicando en el desierto pero alertando en sucesivos informes que no debe recrecerse el embalse de Yesa.

Conocemos tan bien a Antonio Casas que hemos traba­jado codo con codo con él en las dos últimas décadas, no sólo en Yesa, sino también en Itoiz, y antes en Santa Liestra.

Santa Liestra es un pequeño pueblo del pirineo ara­gonés, situado a orillas del río Ésera, debajo de Benasque. A 700 metros aguas arriba de la localidad, a alguien se le ocurrió un buen día proyectar una presa de más 100 metros de altura para embalsar 90 Hm3 de agua del Ésera en un tramo de aproximadamente 8 kilómetros del río, en el que se situaban también conocidas zonas de laderas deslizadas y vertientes al río y al vaso del embalse proyectado. Tan conocidas que existían registros documentados de deslizamientos que, en el año 1.907, habían llegado a represar el río.

A pesar de ello, el Ministerio de Medio Ambiente aprobó el 26/05/1997 el proyecto de la presa. Como siempre ocurre en estos casos, también fue declarado de interés ge­neral del Estado, en cuanto que iba a servir, como siempre en estos casos, para laminar las avenidas del Ésera (qué ironía), para suminis­trar agua a los riegos del Canal de Aragón y Cataluña y para producir energía hidroeléctrica.

Casas estuvo en Santa Liestra, como también estuvie­ron Arturo Rebollo y Paco Ayala. Todos ellos realizaron in­formes demoledores en contra de la construcción de la presa, denunciando que el Proyecto ni había estudiado ni había eva­luado los riesgos geológicos realmente existentes por des­lizamiento de laderas, y que éstos eran inadmisibles.

El Profesor Ayala (entonces trabajando en el Insti­tuto Tecnológico y Geominero de España, IGME), realizó en su Informe un ‘Análisis de Riesgos’ utilizando los criterios de aceptabilidad de riesgo desarrollados en 1994 por ANCOLD (Comité Australiano de Grandes Presas), y concluyó que el nivel de riesgo existente era cercano a dos mil veces más del admisible sin actuación en las laderas, y más de quince veces mayor del admisible en la hipótesis de utilización de la Mejor Tecnología Disponible en la estabilización de la­deras y aviso a la población en tiempo real.

A todos ellos, y con Casas se ensañaron especialmen­te, los tacharon de locos, de iluminados, y no queremos ni siquiera acordarme de qué otras lindezas. A algunos otros, como siempre en estos casos, nos tacharon de terroristas.

La Audiencia Nacional anuló el proyecto y la presa en una Sentencia de 23/11/2.001, y lo hizo por constatar que para proyectar y aprobar la presa nadie había realizado los pertinentes estudios geológicos de la cerrada y de las la­deras vertientes al vaso del embalse. Fuimos testigos de excepción de cómo la declaración judicial de Paco Ayala im­presionó ostensiblemente a los jueces de la Audiencia Na­cional.

El Gobierno del Estado renunció a recurrir esta Sen­tencia que quedó firme. La presa, recordamos que declarada de interés general, jamás se construyó.

Casas también pasó por Itoiz. Y lo hizo también con Arturo Rebollo y con Paco Ayala. Paco falleció sin poder realizar informe alguno escrito sobre Itoiz, pero nunca ol­vidaremos sus palabras en Itoiz, asemejando este proyecto con el de Santa Liestra, como tampoco olvidaremos las que le escuchamos en la misma presa de Yesa, asemejando los pro­blemas de su recrecimiento con los de los proyectos de Itoiz y de Santa Liestra.

Casas y Rebollo sí hicieron Informes sobre Itoiz. Los tacharon igual que en Santa Liestra, pero con el agravante de que, les acusaban, se habían prestado a trabajar también para terroristas. Y esto el Estado no lo perdona.

Estaban locos, pero hasta hoy, o por lo menos hasta hace menos de un año, en los Ministerios en Madrid, en la Confederación en Zaragoza, y en el Gobierno de Navarra en Pamplona, han repetido hasta la saciedad que Itoiz es la presa más vigilada del mundo. No han explicado por qué, si como han sostenido a pies juntillas en Itoiz no había ni hay ningún problema, y Casas y los demás estaban locos.

Casas fue también quien primero denunció que la sismicidad registrada en el valle del Irati desde que en enero de 2004 comenzó el llenado del embalse, hasta hoy, era y es sismicidad inducida por el pantano. Lo hizo con prestigiosos compañeros profesores de otras Universidades e Institutos del Estado. Nuevamente, se les tachó de locos, adivinos, frívolos, iluminados, etc., etc.

Hoy, y desde hace ya varios años, nadie en el mundo de la geología, de la tectónica y de la sismicidad, a nivel interno e internacional, pone en duda que la sismicidad del valle del Irati está provocada por el pantano de Itoiz.

Casas, fiel a sus principios y convicciones, no se casa con nadie. Y como siempre, también en Yesa sigue di­ciendo lo que ya dijo en julio de 1993 (pronto hará 20 años), y reiteró en octubre de 1999: que la idea de recrecer Yesa es inaceptable, porque ya el actual embalse tiene problemas de seguridad.

¿Cuál es la novedad? Son tres: la primera, lo que viene ocurriendo en Yesa desde julio de 2012 en que comen­zaron a detectarse los muy graves deslizamientos de ladera (y que reprodujeron los que con menor gravedad se produjeron en la otra orilla del pantano ya en julio de 2006 y que fueron provocados por las obras de recrecimiento del embal­se); la segunda, los Informes realizados por la propia Con­federación sobre estos episodios; y la tercera, que todo ello no hace sino avalar lo que Casas denunciara en 1993.

¿Ha dicho Casas que la actual presa de Yesa se mueve o se ha movido?. NO, lo que ha dicho Casas es que un Informe de la Confederación de 09/01/2013 dice textualmente que «el movimiento detectado afecta a la actual presa de Yesa, lo que induce movimientos milimétricos de levantamiento de su estribo derecho» (aquél que ancla en el deslizamiento de la ladera derecha que comenzó en el otoño de 2012). Y que en un Informe de 07/02/2013 de la misma Confederación se cuantifican estos movimientos de levantamiento del bloque 0 (es el de cimientos) del estribo derecho de la presa desde noviembre de 2012 en unos 14 milímetros. Este Informe con­cluía que «el último incremento de movimiento detectado su­pone un riesgo de daños estructurales graves en las edifi­caciones de las urbanizaciones ‘Mirador de Yesa’ y ‘Lasaitasuna’, que puede ocasionar afección directa a las personas».

En el primero de estos informes, se reflexiona sobre las causas origen del deslizamiento ante los «anormalmente bajos» parámetros de resistencia del terreno de la zona deslizada, apuntando a la «existencia de un paleodeslizamiento en la zona», señalando que se trata de una «circunstancia de difícil vaticinio previo» quizás ex­plicada, y esto es cosecha propia, porque como en Santa Liestra sentenció la Audiencia Nacional no se habían reali­zado los adecuados estudios geológicos y geotécnicos de la zona afectada antes de aprobar el proyecto de recrecimiento. Lo mismo ocurrió en Itoiz.

En este mismo informe, mostrando una frivolidad digna de mejor causa, llega a afirmarse que gracias a la intensa auscultación y vigilancia de las obras de recrecimiento, se han detectado deformaciones que no habían podido ser detec­tadas con anterioridad, señalando que «de esta manera se pueden realizar las operaciones correctoras necesarias para evitar inestabilidades futuras, que podían haber sido ca­tastróficas en el caso de no haberse detectado con carácter previo al llenado del embalse recrecido». No conforme con ello, se presenta ahora sin tapujos el recrecimiento como la mejor solución a los problemas de deslizamiento de la lade­ra, porque «contribuirá a la estabilización del conjunto, dado que se ejecutará en el pie del movimiento».

Sentados en el banquillo de los acusados varios in­genieros de la Confederación y del Ministerio junto con va­rios responsables de ambos organismos, allá por la primavera de 2.006 en la Audiencia Provincial de Madrid, todos ellos negaron rotundamente cuando quien esto escribe les preguntó si era cierto que el proyecto de recrecimiento respondía en el fondo a solventar los graves problemas de seguridad de la actual presa de Yesa.

Por lo demás, como si no se tratara de lo que se trata, ambos Informes se refieren a los graves quebrantos económicos de los regantes de Bardenas si se desembalsara el embalse.

Con todo, hemos de señalar que creemos que en esta ocasión nuestro amigo Antonio Casas se equivoca en una cosa. No hay que evacuar Sangüesa. Sangüesa está en el mismo sitio que estaba antes de la construcción del actual embalse, y con mayor razón antes de que, desafiando al destino, y pro­vocando a las fuerzas y elementos naturales, a alguien se le ocurriera recrecerlo. Y en Sangüesa viven personas.

Por ello, creemos realmente que no hay que evacuar Sangüesa. Porque creemos que lo que dicta el sentido común, lo único que dicta el sentido común, es que hay que vaciar Yesa. ¿Preventivamente? Llámese como se llame, y justifí­quese como se justifique, vacíenlo.

Los intereses económicos de los regantes, y el orgu­llo de los ingenieros de la CHE, al cajón. Nada de esto está ni puede estar por encima de las personas y de su se­guridad, ni por encima de las condiciones elementales de sosiego público.

Por cierto, el director de las obras del recrecimiento de Yesa es quien fuera alumno de Casas en la Facultad de Geológicas de la Universidad de Zaragoza. Y nosotros nos preguntamos, ¿si Casas supiera poco de estas materias geológicas, por qué su alumno iba a saber más?

Este alumno, y su Jefe en la Confederación, también han estado por Itoiz, poniendo a parir a Casas por denunciar la sismicidad inducida por el embalse.

Ahora hemos sabido que ambos decidieron el 29/11/2012 un cambio de escenario en el Plan de Emergencia de la Presa de Yesa, declarando el Escenario O. Y que el 21/12/2012 el cambio fue al Escenario 1. Eso sí, sin decir nada a la población.

No hay que evacuar Sangüesa. Hay que vaciar Yesa. Aunque para vaciarlo, haya que avisar a la población que quizás durante el vaciado vaya a ser necesaria la evacua­ción.

Nadie tiene derecho a manejar esta situación de es­paldas a la información pública, y de espaldas a la pobla­ción afectada. Hacerlo es imperdonable.

Casas ya ha dicho lo que tenía que decir. Lo puede decir más alto, o más veces, pero no más claro.

Su experiencia le avala. Aunque haya a quien, como siempre, solo le preocupe matar al mensajero.

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