Mikel Arizaleta

A Gabriel, que hoy es recuerdo

Al chaval Gabriel nos metieron en el corazón. Y su muerte duele. Y pienso en su madre Patricia y en su dolor grande. Y en su padre, y en su abuela... Un abrazo a la familia, y de mi parte procuraré extender aquella sonrisa abierta y pícara del chaval Gabriel, que nos transmitió en el amanecer de la vida.

Y también me duele, y me duele mucho, aquella especie de linchamiento y venganza en grupo y manada en contra de la presunta asesina y madrastra. Sensatas las palabras de la madre de Gabriel, doloridas pero desinfectadas de venganza. Escaparate de grandeza humana.

Y es que Gabriel merece que se le mire con ojos de humanidad.

Ayudar a que recapacite y cambie en la vida la madrastra de cuento malo, a que no siga con esos sentimientos de muerte paseando por los caminos. A que si necesita ayuda y tratamiento encuentre manos humanas que le hagan llorar la muerte de Gabriel. Yo le deseo un futuro feliz a la familia de Gabriel y también a Ana Julia, que presuntamente le quitó la vida.

Y la muerte de Gabriel, al igual que la de otros muchos, víctimas de guerras, de rencores y de negocios de mayores, es una pregunta y un examen de vida sobre nuestros atisbos de venganza, de usura y de respeto por el otro y distinto.

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