Ibon Txarterina Fuentes, hijo de Fernanda Fuentes

Acoso y derribo

Desde hace unas semanas, vengo sintiendo el acoso por parte de una empresa privada sin ningún tipo de escrúpulo.

Dicha empresa, dedica su tiempo a hacer fortuna con la gente mayor.

A los políticos esto les parece bien, no les ponen los mayores problemas.

Dicha empresa se llama Idea y dirige la residencia de Elizondo, entre otras.

Dicho acoso se debe a que quieren desahuciar a mi amatxu de la manera más abrupta de esa residencia.

Hace cerca de un mes se dedicaron a llamarme varias veces al día y pobre de mí, no entendí el porqué.

Mi madre tiene demencia frontotemporal y precisa, según su idea, y tal y como han hecho creer, de irse a otro centro, en este caso psicogeriátrico; el proceso, en un primer momento, me dijeron que podría variar en varios meses, por lo que era conveniente ponerlo en marcha, cuanto antes.

Como bien digo al principio, no habiendo pasado un mes, tienen el beneplácito de la Anadp, y se han dedicado de nuevo a llamarme en repetidas ocasiones para reunirse conmigo, y decirme en una reunión (el martes pasado), que mi madre no podía continuar en dicha plaza pública. Ese jueves hablé con la trabajadora social de Baztan, trató de calmarme y me dijo que no cabía tal urgencia. Hoy, de nuevo, he recibido la llamada insidiosa de dicha empresa, urgiéndome a sacar a mi madre de allí, le he avisado de que estoy dispuesto a denunciarles por mobbing y me ha contestado amenazándome con un primer aviso para sacar a mi madre en 15 días, como si fuese un cánido.

Las familias de las residentes, las residentes y las trabajadoras merecemos cuanto menos respeto; Idea tiene menos de un año para abandonar esta residencia y parece que quiere dejar hierba quemada tras de sí.

Empresas sin escrúpulos del sector de la industria silver economy, deberían no tener ningún tipo de acceso a ayudas o a gestión de recursos públicos, por el daño que cometen, con sus ratios mínimos de personal dejando al albur y a la suerte, el cuidado de nuestros mayores.

En efecto, mi ama, dirigirá sus pasos al centro psicogeriátrico, pero a su debido tiempo, no cuando don dinero mande.

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