Txus Pérez Artuch | Iruñea

Apuestas en agua salada

Turra política la de este verano. Timba tabernera con las vidas que se la juegan a muerte en aguas inciertas e imprevisibles. Los gobiernos del sur de Europa vacilan entre quién se marca el tanto o quién aguanta más el pulso. Mientras tanto, nos intentan mostrar que ese centenar de personas que deambulan desde hace semanas en el mar son, poco menos, que las últimas a las cuales aparcar en un puerto para dar comienzo a su maltrecho sueño europeo. Pues no. El goteo es diario, en otras barcas sin nombre, sin respaldo bravucón de una aparente riña política por quedárselos o sin ONG salvavidas.

La política para las personas a las que pagamos por serlo. Mirando este juego chapucero e hipócrita desde fuera, estamos hablando de personas que se pudren en el mar. Personas negras casi siempre, casualmente.

¿Echamos la vista atrás tan solo ochenta años? Países europeos, americanos y africanos acogieron a decenas de miles de vascos, españoles e italianos que buscaban una vida mejor debido a las dificultades en sus lugares de origen. Muy probablemente todas aquellas personas que fueron a Francia, Suiza, Alemania, Argentina, México, Canada, Argelia y a tantos otros lugares estaban deseosas de dejar sus casas, familias y amistades, para (mal)vivir desde cero. Como fuera de casa en ningún sitio, ¿verdad? ¿También pensarían en los países de destino que llegaban a quitarles el trabajo, delinquir y violar a sus mujeres? Muy probablemente fueron señalados y perpetuamente con el cartel de extranjero anudado a modo de falsa corbata. Mientras tanto relataban vidas idílicas en cartas para enviar a casa y mostrar que el sueño americano o europeo daba su fruto. A pesar de que se encontraban con anuncios de empleo con «abstenerse extranjeros» y explícitamente «abstenerse españolas», en la década de los sesenta el Estado español ingresó cerca de tres mil millones de dólares procedentes de aquella población emigrada. ¿Les suena?

En los años noventa y el inicio de los dos mil, la historia enfrentó a países como España, Italia, Reino Unido, Euskal Herria, Alemania o Francia con su pasado más reciente, adoptando el rol de acogedores. Ciclos migratorios a consecuencia de desequilibrios sociales, económicos y políticos interesadamente provocados y mantenidos a los largo de siglos.

Amnesia permanente de personas blancas ahora ricas a personas no tan blancas y ahora no tan ricas.

¿Hasta cuándo girará la ruleta? ¡Hagan juego señores políticos, hagan juego!

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