Ra Abad

Bidegorris obstaculizados

Muchos usuarios comprometidos con el medio ambiente que nos trasladamos en bici por la ciudad, nos topamos a diario con coches y furgonetas aparcadas negligentemente en el bidegorri. Poco se puede hacer contra conductores particulares poco concienciados y nada respetuosos, salvo abandonar el carril bici para sortear el obstáculo.

A esta obstrucción de la vía ciclista hay que sumar, lamentablemente, vehículos de los servicios municipales y policiales. En cierta ocasión le recriminé a un agente de la Ertzaintza que hubiera aparcado el vehículo en mitad del bidegorri. No me quedó otra que morderme la lengua y seguir adelante ante su airada respuesta: amenaza de detención e imposición de una multa. El mundo al revés.

Lo que no es de recibo y clama al cielo es que el propio ayuntamiento propicie este incumplimiento circulatorio autorizando la instalación de barracas en pleno bidegorri de la calle Gregorio Ordóñez, a la altura del centro comercial ARCCO, sin una sola señal que advierta de la proximidad de esta barrera infranqueable e indique el desvío correspondiente (despropósito que también tenemos que sufrir en la Avenida de la República argentina en cada edición del Festival de cine). El mismo ayuntamiento que promueve el uso de la bici da licencia al emplazamiento de las ferias en la mitad del bidegorri, obligando al usuario en tránsito a bajar precipitadamente de la bici y buscarse la vida. ¿Qué fomenta entonces el consistorio?, ¿el empleo de vehículos no contaminantes o el alquiler de biciclos municipales DBizi? ¿Qué le interesa realmente: la movilidad sostenible o la recaudación?

Aprovecho la ocasión para llamar la atención del mal estado del pavimento y de la formación de charcos en muchos tramos del carril bici.

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