Mikel Arizaleta

Brigitte Macron

En primer plano, al pie del Louvre, el nuevo presidente dirigiéndose a los presentes, al fondo un grupo: mezcla de familia, amigos y colaboradores. La esposa Brigitte, con sus hijos y nietos, escuchando a su mozo: «Agradezco a Brigitte, siempre presente, hoy y en el futuro». Un gesto de reconocimiento del «treintaynueveañero» Emmanuel Macron hacia su esposa de 63. «Sin ella hoy yo no estaría aquí».

De la pareja, de esa historia del alumno de 16 años enamorado de su maestra 24 años mayor que él, se habla en Francia desde años. Son pareja desde el 2007. Y Brigitte llegó a la vida de Macron con sus tres hijos: Sébastian, Laurence y Typhaine. Y la familia se ha involucrado en la elección de Emmanuel al Elíseo. La hoy cardióloga Laurence fue ayer compañera de clase del nuevo presidente. Brigitte Macron pensó que se casaba con un futuro escritor, pero su marido es, incluso para ella, un cajón de sorpresas: «No sé a dónde vamos, pero caminamos»

La pedagoga Brigitte Macron quiere definir el papel de la esposa del presidente francés, trabajar sobre todo en el mundo de los marginados, de esa prole que vive en la periferia de la sociedad: jóvenes parados vagando por los barrios, mujeres víctimas de la violencia, impedidos, disminuidos…, personas arrastrándose por la vida con poca esperanza. Quiere involucrarse con esos jóvenes, que suben y bajan escaleras en los arrabales de las ciudades con las manos en el bolsillo sin saber qué hacer, qué ruta emprender, hacia qué calle caminar…, hasta que un día explotan de rabia y decepción.

No deja de ser una bella margarita esta historia de amor, amasada de carne, hueso y ternura, en ese Emmanuel Macron hecho, por lo que huele y parece, a base de marketing financiero y de intereses, a golpe de red y trasfondo opaco y negro.

¿Cabe futuro? De nuevo una mujer puede alumbrar cierta esperanza en la Francia de Macron.

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