Asun Lasaosa Zazu

Campofrío rompiendo

Estas Navidades la empresa Campofrío ha tenido a bien felicitarnos las fiestas con una campaña que pretende ser rompedora. Y rompedora es, desde luego. 

La campaña en cuestión tiene como escenario una residencia psiquiátrica y como personajes actúan personas que simulan estar afectadas por algún tipo de trastorno mental. Y los actores, todos, quienes hacen de ‘enfermos’ y quienes hacen de profesionales, se ríen muchísimo, porque en su vida todo es muy gracioso y muy divertido.

Quienes sabemos por experiencia propia que las unidades de psiquiatría no tienen ninguna gracia, queremos llamar la atención a Campofrío por su inconsciencia absoluta, por su falta de empatía total y por una ausencia de sensibilidad que no tiene nombre. En las clínicas psiquiátricas, en las plantas de psiquiatría de cualquier hospital, se experimentan vivencias increíblemente traumáticas que no se superan en la vida y se vulneran constantemente los derechos humanos, especialmente cuando se aplican medidas coercitivas y de privación de libertad, como son el aislamiento o las contenciones mecánicas.

Por eso, el colectivo de personas diagnosticadas nos sentimos francamente mal con la imagen estereotipada e irreal que se refleja en "Amodio" (así se llama el anuncio), pues frivoliza el sufrimiento y banaliza el dolor, y contribuye además a perpetuar el estigma social.

Nos preguntamos por qué Campofrío ha elegido precisamente el colectivo de personas con diversidad mental, tan vulnerable, para añadir sufrimiento a un sufrimiento que ya de por sí tenemos de manera habitual.

Dice Carmen Maura al final del spot: «Si algo te importa tiene cura». Por eso pedimos a Campofrío que, si le importamos, cese en su afán de reabrir heridas y de revolvernos por dentro. Le instamos a poner fin a su campaña publicitaria en redes sociales y le pedimos de manera especial la retirada inmediata del anuncio televisivo.

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