Canal de Navarra-Panamá
Leo en la prensa que la cementera española Sacyr se empeña en mantener actitudes propias de Bárcenas, es decir, seguir haciendo negocio con las grandes obras públicas, esta vez con la ampliación del Canal de Panamá. Parece que a Sacyr no le salen las cuentas, dado que existen unos sobrecostes no previstos de más de 1000 millones de euros en la ejecución de dichas obras, y es por esto que quiere abandonar dicho tajo, empantanarlo, y largarse a casa cuanto antes, eso sí, con el dinero en el bolsillo. Ante este difícil panorama, conociendo de antemano la fiebre faraónica de nuestros dirigentes y antes de que sea demasiado tarde, recomiendo encarecidamente al Gobierno de Navarra lo siguiente:
Que ya tenemos bastante con enormes pantanos, con autovías que acaban en vías muertas, con millonarios peajes en la sombra, con un circuito ruinoso ahora privatizado y con un tren de alta velocidad de lujo que recorrerá en un santiamén los 60 kilómetros que hay entre Castejón y Campanas. Por favor, si tienen algún tipo de tentación cementera conténganse, no invoquen el nombre del progreso, la modernidad y la creación de unos supuestos cientos de miles de puestos de trabajo en querer ampliar el Canal de Navarra con una hipotética conexión con el Canal de Panamá (en pro de una mejor conectividad entre las metrópolis foral y panameña). Ya sabemos que nuestros dirigentes son más chulos que nadie y por eso tenemos hasta sucursal de la CAN en Washington, pero créanme, gracias a ustedes, y antes de lo que quisiera Shakespeare, Navarra ya está asombrando al mundo.