Enric Vivanco Fontquerni | Barcelona

Capitalismo vírico

Vivir tiene un rédito de felicidad inconmensurable. Sólo se necesita guardar durante años recortes de diarios, que siempre están vivos y coleando. Si se bucea en las pilas desordenadas de las hojas, es fácil encontrar, entrevistas y artículos de los empleados de la patronal, haciendo grandes disquisiciones de lo malvado que es el déficit público. Que con una imaginación sin par, lo comparan, a cualquier familia, que si la deuda se va incrementando, llegará el día que no podrán pagar ni los intereses. El capo de la patronal del Principat, lloraba en TV3, para pedir sin el menor remilgo, que el déficit público, era la herramienta mejor para salvar a las empresas, por supuesto no para salvar a los trabajadores. El capitalista, siempre ha echado en cara que exponía su capital en los negocietes que montaba, y que los empleados lo tenían que tener en cuenta, en los momentos difíciles, que siempre están al acecho, y por supuesto los tiempos siempre son malos, para los capitalistas. Así, resulta que el que expone su capital en un negocio, si tiene problemas, la administración tiene que salvarlo. Esto no es capitalismo, esto es una sinvergonzonería. El chantaje de los puestos de trabajo, es el arma diabólica de esta estructura económica vírica. Para acabarlo de arreglar, desde la otra esquina, se va diciendo de no pagar impuestos, y reducir alquileres, de locales de negocios inservibles. Son tan cortos de miras, que no pueden aprovechar la coyuntura magnífica que se tiene ahora, para que la población pueda reciclarse, para desarrollar los trabajos imprescindibles en el presente, y en el futuro próximo. Y no seguir estirando el chicle del capitalismo.

Atentamente,

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