Aitor Bezares

Carta a quienes os molestó, molesta y molestarán pitadas y otros gestos a la corona

Es horrorosamente sencillo encontrarse en los medios de comunicación negativas valoraciones sobre la ‘pitada’ del pasado día 30 en Barcelona. A los autores de estas quiero dirigirme del siguiente modo: resulta empalagoso lo reiterativo de vuestro público enfado con peticiones, a no se sabe quién, demandado sanciones, castigos, cabezas… de aficiones, clubes, federaciones… Y lo hacéis vinculándolo a, según decís, un problema de educación que se está convirtiendo en costumbre cuando coinciden tres factores: F.C. Barcelona, Athletic Club y monarquía española. Difícil solución tiene tan importante problema de visión. El problema pivota en otras cuestiones. Quizá tres, también. Pero por resumir: Catalunya, y su negado derecho a decidir; Euskal Herria, y su negado derecho a decidir, y el símbolo que mejor representa a la negación de estos derechos, la monarquía; herencia de la dictadura.

La ‘pitada’ pretende ser la pacífica manera de demostrar hartazgo hacía el rey de España, representante de la continuidad de la indivisibilidad de un modelo de estado que niega los derechos nacionales, niega la palabra y lo hace por encima de exigencias populares y democráticas. Representa a todo lo que ya representaban sus antecesores porque él, precisamente, es el símbolo de todo ese sistema inalterable.

Os empeñáis en hacer creer que esto responde a una costumbre nueva y de mal gusto que en los últimos tiempos se está interiorizando en la cultura de los aficionados de Athletic y Barça. Pero sabéis que no es cierto. En 1976, en Atotxa, Iribar y Kortabarria saltaban al campo portando una ikurriña. No era una bandera legal y no se sabía cuáles serían las consecuencias. Pero su gesto, como el de la ‘pitada’, pretendía ser un aldabonazo en la puerta de una democracia que aún tarda en llegar.

Años antes, en 1970, en el frontón de Donostia, Joseba Elosegi se inmolaba tirándose sobre el mandatario español de la época, Francisco Franco.

El anecdotario está lleno de gestos que demuestran que las protestas en los escenarios públicos tienen un largo recorrido en este pueblo, y quienes pretendéis hacer creer que se trata de un gesto nuevo mentís.

Al fuego le echáis gasolina, ahora, tras la ‘pitada’. Pero lo encendisteis al saber quiénes disputarían la final. Entonces llegó el debate de dónde se juegaba, porque nadie quería ser sede del ‘acto contra la corona’. Debatís en los platos de televisión (concediéndoos la razón entre unos y otros) o escribís en la prensa que debieran suspender de participación a los clubes que no guardan respeto al rey y a las estructuras del estado heredero de la dictadura. Si no me equivoco, los clubes están obligados a la participación. Ojalá pudiéramos crear nuestra propia competición entre nuestros equipos y, así, ver a Aviron, Osasuna, Alavés, Athletic, Real y/o Eibar (por ejemplo) disputando, por fin, su propio torneo.

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