La penúltima semana de enero del mes entrante me decidí a buscar el mejor sistema para trabajar con la administración pública Estatal, de todas las opciones consideré la más acertada: El certificado digital. Una vez descargada la aplicación de monedas y timbre de España, me adjudicaron un número y la posibilidad de encontrar la oficina más cercana a mi localidad. Fui a la oficina de la seguridad social de Barakaldo antes de la una de la tarde (el horario es hasta las dos), no pude sacar una cita porque, según el guardia de seguridad, la máquina no daba más resguardos. Resignado, dos días posteriores fui a la tesorería de la seguridad social en Sestao por si tenía más suerte, al momento me dieron un papel de cita Z41. Después de una hora de espera accedí a la mesa del funcionario con mi documento nacional de identidad y el número adjudicado por la casa de monedas y timbre. Pensé que todo estaba arreglado y saldría triunfante con mi certificado, pero sorpresa necesitaba una nueva cita al día siguiente o cuando fuera. Es indignante para el ciudadano de a pie que tiene que lidiar con todas las gestiones de buen ciudadano, pasar todos los requisitos para alcanzar la meta y que la administración pública esté anquilosada por los cuatro costados.


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