Iñaki Urdanibia

¿Cómo explicarlo?

Qué decir, para expresar los sentimientos ante la lucha entre la vida y la muerte, más bien venciendo la segunda, de un muchacho de diecisiete años que fue machacado a patadas, estando ya en el suelo, a raíz de una disputa nocturna, demasiado nocturna, por lo que sea. No me vale la sandez, por no calificarla de una manera más justa y tajante, del listo de la clase que aparecía en los informativos de ETB (que no comprendo ni cómo le sacaron a pantalla) diciendo que pelear por cigarros que llevan a la muerte... qué listo y puro, el más de la clase, más que falto de una mínima sensibilidad, ya que el tabaco mata pero las patadas en la cabeza lo hacen con mayor rapidez... y de manera involuntaria para la víctima. Cuando es claro que la cuestión está en otro lado: ¿cómo es posible que por el motivo que sean una manada de jóvenes, menos jóvenes que la víctima desde luego, se ensañe con un chaval pateándole en la cabeza hasta llevarle hasta la muerte prácticamente irreversible? No creo que importe el motivo de la gresca, ni un paquete de cigarros birlado ni un millón de dólares... baby. El quid de la cuestión reside en otro asunto, qué culto a la violencia puede llevar a una manada de jóvenes a machacar a un muchacho hasta llevarle hasta el bode de la vida, hasta el paso a la muerte... casi segura.

No sé si el tema residirá en que haya gente que vaya a alternar con ideas asimiladas del culto a la violencia y la muerte, que se alimenta más todavía con ingestas varias, y el que más puede capador, o si, otros, o los mismos con espíritu de tribu, con un resentimiento por su situación, más o menos precaria, tomen a una víctima, que consideren perteneciente a otro origen o estatus en el que centran todo su odio y resentimiento... no lo sé, como si él fuera el culpable de todos sus males; solo sé que al muchacho, diecisiete putos años, le han matado... tampoco sé si los responsables serán responsables sin responsabilidad, ni culpables sin culpabilidad, pero lo que sí que sé es que resulta inexplicable, brutal, doloroso... y si Epicuro venía a decir que en cuanto a la muerte no se la he de temer ya que cuando ella está, yo dejo de estar, y cuando yo estoy ella no está... pero el dolor de los demás, de los cercanos, de los testigos (¡Pobre hermano, y amigos, que por allá estaban...! ¡Qué solos se quedan los vivos!). Supone un golpe y una huella bestial.

S te quiero...

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