Javier Orcajada del Castillo | Bilbo

Compadreo entre los del bipartidismo

Si se explicaran a un europeo los avatares que han concurrido para intentar la renovación del CGPJ y del Supremo seguramente concluiría que se trata de una broma habitual de la ironía hispana, pues no es posible cometer tantas irregularidades en la gestión por los órganos superiores del Estado. Los buenos propósitos de Sanchez al respecto parece que se los ha tomado a beneficio de inventario. Tradicionalmente el bipartidismo del PP y PSOE se han distribuido la cuota de jueces que nombra cada uno, sin dar acceso a los demás. Pero las tensiones mutuas provocadas a causa de la moción de censura que ha derribado a Rajoy y designado presidente a Pedro Sanchez han impedido repartirse las cuotas asignadas mutuamente a la hora de nombrarlos. En ese estado de agitación y estulticia no han sido capaces de entender que la ley determina que el presidente del Poder Judicial y del Supremo «se nombrará de entre los vocales que previamente han debido ser elegidos». En un exceso de soberbia ambos partidos filtraron el nombre del futuro presidente antes de convocarse la elección de los vocales. Supondría conocer el resultado del match antes de empezar. Pero además, en todo el tortuoso proceso interno se producen tales movimientos ocultos con visos cómicos, que el nominado presidente in pectore se ve obligado a renunciar porque un diputado del PP, en vista de que su candidato no prospera, publica para los suyos un tuit confidencial chuleando de que, a pesar del fracaso del nombramiento, el PP colocará a un presidente del Supremo que controlará «por la puerta de atrás» la sala del procés. Así; en román paladino. Y no pasa nada: no se investiga a Cosidó, el instigador del complot, ni se le destituye como portavoz del PP en el Senado. Claro, como fue director general de la Policía maneja información reservada que puede utilizar para favorecer a su grupo.

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