Enric Vivanco Fontquerni | Barcelona

Confusiones

Vivimos en un mundo tan estúpido, que en su día lo advirtió Hannah Arendt, de no confundir actualidad, con evento. Los medios de comunicación mezclan estos dos conceptos dispares y el resultado es no saber razonar nuestro presente, ni ser capaces de construir un futuro justo, y participativo. Los medios de comunicación no son la fuente de todos los males, son parte del engranaje en la que todo el mundo estamos sometidos. Es una máquina que devora la vida, y por supuesto todos somos responsables, pero unos más que otros. La clase política por lógica tiene una carga esencial en todo este desastre de fin de civilización en la que estamos. La modernidad, se ha obsesionado hacia una progresión sin memoria, en la que el cientifismo ha formado parte del relato hegemónico. Se ha fomentado de una forma inhumana «el presentismo», en mano de las emociones más irracionales, y más dañinas para la vida.

El antropoceno, que era el auténtico debate, ha estado aniquilado por un engranaje en que la ciencia, ha caído en manos de los más idiotas, y de un sistema económico, social y político, que lo ha arrastrado a una situación grotesca, e insustancial. Los políticos ni se dan cuenta, del ridículo permanente, que manifiestan constantemente. Cuanto más hablan más estúpidos parecen. La nueva normalidad se ha convertido ahora en un paso atrás, para conseguir el paraíso soñado, y lo peor de todo, lo prometido por todos estos bribones. Ahora la señora alcaldesa Colau, hace una reprimenda a la Generalitat, por la falta de respuesta en estos momentos, por el incremento de contagios, como si a ella no le incumbiera. Cuando desde el principio ha estado en contra del confinamiento, y que los niños jugasen con sus yoyos en los parques, con sus abuelos, y también que se celebrase la mascarada de la juerga anual de la telefonía, que llegaban refuerzos de todo el mundo, para que los congresistas practicasen sexo pagado, que no pagaban ellos, por supuesto. Se ha construido un mundo urbanizado ingobernable en todo su espectro. La alcaldesa, ella tan orgullosa de esta Barcelona, que tiene una densidad de una granja de cría intensiva reforzada, como la señora alcaldesa de L´Hospitalet, tan socialista ella, que dan licencia para construir en cualquier rincón, porque todavía la densidad poblacional puede incrementarse, con la ayuda de las mesas callejeras para beber alcohol y cultivar las panzas salvíficas. Si, toda esta gente ignorante, nos está gobernando, y cuanto más hablan más la pifian. Lo único que me sabe mal de la muerte, es no recrearme de los juicios que les harán, a esto inútiles, que de aquí unos cuantos siglos. Los contemporáneos tendrán el privilegio de leer, a los que les interese la cuestión.

Atentamente,

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