Javier Orcajada del Castillo

Crear empleo: un oxímoron

El capitalismo contiene en su esencia el germen de su propia autodestrucción respecto a la creación de empleo, lo que constituye una contradicción que atenta contra la buena fe popular. Porque los apóstoles de sistema explican hasta la saciedad que tienen como principal objetivo crear empleo y que gracias a ellos el mundo progresa. Es contradictoria esa afirmación, pues realmente crea los puestos de trabajo mínimos posibles y en las condiciones que les resulte más baratas, aunque a base de repetirlo hasta las nauseas quieran que sean los propios trabajadores los que canten sus glorias. No es así, pues todos los planes económicos y tecnológicos tanto privados como públicos van dirigidos precisamente a eliminar trabajadores sustituyéndolos por maquinaria o sistemas que incrementan la productividad y la calidad sin límites, no piden aumentos de salarios, no protestan ni se afilian a los sindicatos. Una de las especialidades profesionales actualmente más cotizadas es la que se dedica a analizar los sistemas para potenciar el crecimiento de la productividad que es el término técnico intencionadamente neutral que es el generador de los beneficios empresariales.

La productividad es el término perverso que estimula al propio trabajador a que a cambio de un salario inferior se autoexplote y produzca más: es la cruel plusvalía que realmente es el motor del sistema que nos adormece con cantos de sirenas del progreso de las variables macroeconómicas que publican tergiversados los organismos públicos para hacer soñar que la renta per capita de un país es el salario que cobra cada ciudadano. O que a los que no tienen trabajo las tasas de desempleo que se publican las estadísticas les produce el efecto placebo porque es la fuente que les conforta a la espera de solucionar su tragedia «existencial» Con la internacionalización de la economía y para hacer competitivas las empresas deben ser sometidas a permanentes procesos de reestructuración que suponen transformar a trabajadores fijos en eventuales, con rebajas salariales impuestas que condicionan su aceptación a su continuidad en la empresa En España el paro real ronda el 20%, lo que supone cuatro millones de trabajadores y se han firmado alrededor de 20 millones de contratos, una media de 10 contratos al año con salarios que no llegan a mileuristas. Es la respuesta a las concesiones que se vieron obligados aceptar los capitalistas culpables de la Segunda Guerra Mundial para la reconstrucción que supuso repetir el ciclo de la prosperidad económica del sistema. En ese proceso se halla para recuperarse de la crisis que ha sido provocada por su ambición y falta de escrúpulos.

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