Gerardo Hernández Zorroza

Crear valor añadido es cosa de todos

Crear un paraguas suficiente de de solidaridad y aportar valor añadido son nuestros retos más claros en el horizonte tras los estragos del coronavirus.

Crisis precedentes han sido aprovechadas por los gobernantes para hacer recortes en servicios públicos, incluso para hacer negocio con ellos promoviendo su externalización; en lo tocante a la distribución de la riqueza, la resultante final ha sido el aumento progresivo de de la brecha social, la pobreza y la precariedad de los más débiles. Porque, además, el manual neoliberal no da para más.

Nuestro objetivo primordial ahora es la reconstrucción social, y no podemos darnos el lujo de pensar en otra cosa que en crear valor añadido. Claro que eso precisa también –y eso es cuestión además de social muy personal– de una depuración del «empacho» que tenemos.

La globalización nos ha mostrado en esta gran crisis sus carencias, su tremenda debilidad, enseñándonos además la herramienta más mortífera con la que cuenta: el miedo. Miedo que, lejos de alimentar nuestra unidad y salud social, alimenta nuestra enfrentamiento y nuestra enfermedad.

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