Joan Llopis Torres

Cuando Franco fue independentista. la guerra de Biafra, la Nigeria que he vivido (I)

06 de julio 1967 - 13 de enero 1970. Francia, China (de Mao), Portugal (fascista), el Vaticano (los Igbo eran mayoritariamente católicos) y… ¡Franco! (una extraña mezcla) dieron suministros militares y de supervivencia en apoyo de la independencia de Biafra.

Francia, a través de quien se conoció como monsieur Afrique, un consejero de Charles de Gaulle a quien se dio carta blanca para cometer todo tipo de abusos sin conocimiento de lo mismo gobierno francés, de la Asamblea y de la opinión pública francesa, estando Europa inmersa en la Guerra Fría.

Cuando Biafra quedó aislada, uno de los puentes aéreos que se establecieron fue desde Guinea Ecuatorial, entonces todavía colonia española (Guinea se independizó en 1968)

Franco tuvo esta insólita alianza con Francia y China. China no tenía entonces su actual relieve internacional, su interés era sólo propagandístico, presentándose internacionalmente y sobre todo ante la Unión Soviética que apoyaba al Gobierno, diciendo que ellos, China, eran quienes verdaderamente apoyaban las minorías oprimidas, en este caso al menos, un relato falso. Todavía hoy, los treinta y seis estados federales sobreviven con inmensas bolsas de pobreza extrema, compartiendo esta situación con el incremento de minorías enriquecidas y tecnología punta.

La guerra de Biafra no fue una guerra para controlar el petróleo del delta del Níger, como incluso muchos nigerianos creen, sino una guerra de carácter postcolonial para obtener el poder en Nigeria, si bien es cierto que los apoyos internacionales se decantaron por uno u otro bando de la guerra civil según sus expectativas de acceder a los yacimientos de crudo. Aunque Francia se decantó por apoyar a los militares biafrenys solo para defender sus propios intereses coloniales en África, siempre en colisión con los de los ingleses que apoyaron al gobierno central nigeriano. Sobre todo porque al inicio del conflicto, el gobierno central, aunque con un ejército prácticamente inexistente y mal armado (5.000 hombres), con dos batallones de marina controló las instalaciones de petróleo y su acceso al mar. Por este control del crudo, por los intereses de la British Petroleum y por otros intereses financieros y de control postcoloniales, Inglaterra dio su apoyo al gobierno.

Nigeria, hoy con una explotación muy aumentada y en crecimiento, solo refina una pequeña parte de su producción, comprando el refinado (la gasolina) en el extranjero, en mucha medida en España. Un absurdo que solo se explica por la corrupción crónica y en todos los niveles en Nigeria.

Actualmente se está construyendo en el Estado de Lagos yendo en dirección al Estado de Edo, en el área de Lekky cercana al mar, en la zona Este de la carretera que une los dos estados, una macrorefinería promovida por Dangote, un nigeriano que es una de las mayores fortunas de África (cemento, alimentación, etc.). Yo tuve por vecino y amigo a un turco que trabaja como mecánico en una empresa de capital turco que suministra al por mayor  azúcar de Dangote y producen terrones y sobres de azúcar para el café.

Tampoco se inició la guerra por un problema étnico. Nigeria tiene multitud de etnias, pero sólo tres tradicionalmente dominantes, y fue por una ruptura de equilibrio en el poder de estas etnias que finalmente explosionó la guerra civil: los Hausa-Fulani, de religión musulmana en el interior, en los estados del Norte; los Yoruba al suroeste, su norte atlántico, la zona de la antigua capital Lagos, protestantes (la capital federal actual es Abuja, en el centro del país); y los Igbo al sureste, el sur atlántico, católicos (si bien en las tres grandes áreas obviamente están mezclados), en la zona del delta del Níger, en la bahía Bonny (al crudo se le llama bonny light) -quizás se me pueda permitir decir que yo estoy casado con una igbo de Port Harcourt de religión protestante, lo que confirma la disparidad religiosa y geográfica. Yo viví tres años en Benin City-Edo State, y seis años en Lagos City-Lagos State, teniendo «residence permit» en el país, una inenarrable experiencia. En Nigeria se hablan cincuenta idiomas y doscientos cincuenta dialectos. Con una población de doscientos millones de habitantes, el idioma oficial es el inglés.

Decir que el Estado de Lagos se abre a la bahía de Benin y que con la bahía de Bonny conforman el Golfo de Guinea. En su Sur se encuentra la isla de Bioko, la antigua Fernando Poo, con Malabo, la capital y sede del dictatorial y corrupto gobierno de Guinea Ecuatorial. También me complace decir que yo fui posteriormente a 1985, amigo personal de Severo Moto, en aquellos años que pugnaba políticamente para impulsar una democracia en Guinea, incluido algún intento fallido de golpe de Estado. Tengo en algún lugar algún libro dedicado por Severo hablando de mi «alma negra" (supongo que en su blanca acepción, o al menos en esta parte; quizás la parte blanca la tenga yo negra) Lo que puedo afirmar es que en algunas veladas le oí cantar muy bien cantadas algunas canciones populares que todos conocemos inevitablemente.

Me nombró, y hasta hace poco conservaba unas tarjetas muy vistosas con la bandera de Guinea en colores ineluctibles, vicepresidente del Partido (en España «Asociación», por motivos legales) con el encargo de viajar a Estados Unidos a «hablar» de crudo y procurar su apoyo a sus objetivos políticos. Yo, en aquellos verdes difíciles de madurar, me divertía extraordinariamente con sus proyectos, con sus idas y venidas, y como entonces yo era rico no me importaba invitarle a los mejores restaurantes de Barcelona y darle algún apoyo, pues era un hombre culto y un gran conversador, no en vano había estudiado en un seminario. Yo ya me había leído todo el John le Carré. Nunca le pregunté cuántos vicepresidentes tenía el Partido por no confirmar mis sospechas, ciertas o no, ya que no me importaba lo más mínimo. La amistad por encima de todo, sobre todo si es alegre.

Hoy, que soy pobre sin ninguna solemnidad, otra de mis sospechas es que creo que nos dedicaríamos solo a cantar, y quizás no seríamos tan amigos. Así es la vida.

Por entonces se relacionaba con todo tipo de profesionales después de que la Alianza Popular de entonces dejara de darle una ayuda de 100.000 pesetas mensuales para que pudiera mantenerse en España. El Golfo de Guinea, sin caladeros pero con crudo, y siendo Guinea francófona, pensaban en la Alianza Popular que de acceder Severo Moto y su Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial al poder (dejando el exilio), abandonaría la tutela francesa para tener mejores relaciones con España, su antigua y más natural metrópoli.

En Nigeria he conservado a todos mis amigos, ningún nigeriano me ha hecho culpable de su miseria, en esto son bastante ingleses. En España y en Cataluña es un hecho generalizado que «los amigos de toda la vida» tienen la mala costumbre de no asumir sus errores y miserias, nadie comete errores en nuestro país, y nadie por eso acepta haberlos cometido, haciendo culpable de haberlos cometido, si se da el caso, a cualquier otro sea quien sea sin ninguna vergüenza. Yo suelo ser comprensivo excepto en el generalizado caso de que quieran proyectar su estupidez a otros o a mí mismo. Se da a menudo esta falta de reflexión y mala costumbre. La mayoría de amigos que he ido descartando ha sido por su estupidez, o mejor dicho, por pretender que el estúpido era otro, sin saber que aceptando las propias miserias se acaba antes.

Algo que me ha sorprendido al volver a Cataluña es que todo el mundo lo tiene todo muy claro. Incluso cuando en las conversaciones ya no se sabe de que se habla, pero es igual, seguimos teniéndolo todo muy claro. De eso tampoco hay duda. No tenemos dudas de nada.

En Nigeria, la revuelta de Biafra no fue otra cosa que una huida hacia delante, improvisada, sin armas ni organización para hacerla, sin conocimiento de la población, sin ninguna preparación y, en sus inicios, sin ningún apoyo internacional. Una alternativa del diablo. La única salida que les quedaba a los militares igbo tras fracasar el golpe de Estado para todo Nigeria, era refugiarse en una súbita e inopinada independencia de Biafra que, con muy pocas o ninguna posibilidad de éxito, causó la muerte a tres millones de personas, la mayoría causadas por hambre. Fue cuando empezamos a ver niños pequeños con la barriga hinchada por la desnutrición.

Yo tengo pocas dudas de que la política es una de las artes más miserables que práctica el hombre. En el transcurso de la guerra, el gobierno permitió y ordenó que se suministraran todo tipo de ayudas y alimentos a la población civil de Biafra, eso sí, con la prevención de que se evitara que con los envíos se introdujeran armas clandestinamente. Los militares igbo se negaron a aceptar estos envíos con la intención de que persistiera el hambre (así de crudo) y poder mostrar a la opinión pública mundial las imágenes de mortandad de la población y pretender en esta situación la ayuda militar a su causa de independencia como única solución al desastre. Desastre que ellos mismos habían ocasionado, culpando siempre al gobierno militar central. No hay ninguna duda de que las decisiones políticas que tomaron los militares de Biafra fueron la causa de las masivas muertes que se sufrieron.

Aún hoy en Nigeria no hay red general de suministro de agua, toda es agua de pozo, la mayoría sin ningún tratamiento de salubridad, y todas las aguas sucias van a pozos muertos o van a canalones que corren paralelos a las calles, estando siempre obturados y mayormente sin cubrir en grandes tramos. El suministro eléctrico en las grandes ciudades como Lagos, no supera normalmente las seis u ocho horas diarias, haciéndose imprescindible disponer de un generador eléctrico. Viviendo aún hoy millones de personas sin agua ni luz doméstica, y sin sanitarios en los hogares.

Así es fácil entender que aquella guerra civil, no sólo fue una guerra en blanco y negro en las televisiones de aquellos años, sino porque los colores estuvieron por mucho tiempo olvidados, no sólo en la España de Franco de quien hemos recordado que fue un activo independentista de la que se nombró República de Biafra, cuando en nuestra posguerra relucían miserables los grises de plomo. Curioso partidario de la independencia de una república. Sin embargo, algo que no puedo dejar de expresar sinceramente es «I love Nigeria», tal vez, incluso para mí mismo, incomprensiblemente.

Continúará…

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