Iñaki Revuelta | Cantante

De Lodosa a Donosti, dignidad republicana y antifascista

Más de cuarenta y tantos años después, el dictador y genocida Francisco Franco sale del Valle de los Caídos y parece que con tal acción, finalizan los homenajes públicos y la exaltación franquista. Para miles de familias a lo largo y ancho del país es sin duda una especie de aliento, una leve reparación, una justicia inacabada. Todo lo relacionado con dar apoyo y comprensión a todas las víctimas de la dictadura es siempre bienvenido, sin querer renunciar a la vez a aspirar a algo más completo y reparador. Es también de recibo el resaltar la fecha escogida, en vísperas de una nueva convocatoria electoral, que enturbia en cierta medida la nobleza y buena intención de dicha empresa. Son muchos los sentimientos que afloran, al recordar lo sucedido a nuestros familiares en aquellos tiempos tan oscuros y siniestros de nuestra historia. Recuerdo a mi abuela paterna Pakita Abadía Peruski como tuvo que dejar su Lodosa natal a los diez años, huérfana tras ser fusilado su padre por «rojo» y tener que trasladarse a Donostia. Memoria al igual para mi abuelo materno Jesús Lertxundi Maioz, el cual padeció años de encarcelamiento en la carcel donostiarra de Ondarreta. Una familia muy castigada por el régimen: Josetxo Lertxundi, capitán de gudaris, condenado a muerte, Felipe Lertxundi desaparecido en la batalla de Irun, Vicente Lertxundi muerto por ser apalizado por los funcionarios de la prisión de Martutene... Al igual que tantos y tantos donostiarras, guipuzcoanos y demás víctimas, sean de Andalucía, Salamanca o Catalunya, siempre se les deberá un profundo respeto y un lugar en lo más alto en la honorabilidad de nuestras diferentes identidades nacionales. Solamente un inciso y consejo para los que ahora gobiernan y se encargan de este menester, la exhumación. El camino a seguir no creo que sea el de negar el diàlogo para la solución de conflictos, véase el tema catalan, tampoco reprimir con tanta dureza a la juventud que muestra queja y hartazgo ante la ocupación y represión militar, referido al caso Alsasua. Si todo eso sigue así, de nada servirá mover de sitio al susodicho criminal, solamente hará perdurar su infame legado.

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