Jesús Uzkudun Illarramedi I Asesor de Salud Laboral de CCOO

Declarar e indemnizar las hipoacusias por el ruido

Tras décadas de trabajo en ambientes ruidosos (en la industria, la construcción, talleres mecánicos, carpinterías, músicos…etc.), miles de trabajadores están afectados con pérdidas auditivas, sin declarar ni cobrar la indemnización por el daño, en tanto que los médicos de los Servicios de Prevención se resisten a cumplir con la obligación de comunicar sospecha de enfermedad profesional, tras detectarlas en el reconocimiento médico.

Algunos de estos trabajadores, próximos ya a la edad de la jubilación, estudian la compra de audífonos que les eviten el aislamiento social que conlleva la sordera, ignorando que pueden reclamar dicha prótesis a la mutua. Otros a los que hace años CCOO logró que se les reconociera la enfermedad profesional, han visto agravada su lesión, teniendo derecho a otra indemnización.

Finalmente, miles sobreviven con subsidios de desempleo, ignorantes de que tienen derecho a una indemnización, que oscila entre 1.210 y los 3.580 euros, a pagar por la mutua, sin que el Servicio de Prevención comunicase en su día o que no acudió a CCOO a reclamar.

Osalan reconocía por primera vez este verano que el importante reconocimiento de las enfermedades del amianto, la silicosis y las hipoacusias en Eus- kadi son el resultado de la acción sindical y de CCOO Euskadi en particular (año tras año, mas del 70% de las 867 hipoacusias registradas en el Cepross los siete primeros meses de 2013 son de trabajadores vascos).

Lamentablemente, la autoridad laboral no llega a la conclusión de la necesidad de controlar y sancionar la práctica «cha- pucera» y ocultadora de enfermedades profesionales de Servicios de Prevención y del incumplimiento empresarial de sus obligaciones preventivas frente al ruido.

Afortunadamente, son cada vez más los afectados que tras observar el diagnóstico de hipoacusia o trauma acústico, acuden a CCOO para tramitar la indemnización, y solicitan el audífono que necesitan ante la mutua, incluido jubilados a los que ya les fue reconocida la enfermedad profesional en activo.

Para terminar, denunciar la frivolidad de algunos «técnicos de prevención», cuando utilizan discursos como: «Lo importante es la prevención, no la compensación del daño», mientras cierran los ojos ante el número de trabajadores enfermos, admitiendo el intenso ruido como inevitable o protegerse como única solución.
La experiencia sindical durante décadas me enseñó que la orientación de visualizar el daño en la salud de trabajadores y trabajadoras, a la vez que se obliga a las mutuas o al INSS a asumir los costes, es la mejor vía para activar a todos los agentes implicados, mejorando las condiciones de trabajo y la prevención.

En tiempos de crisis, exigir el reconocimiento del daño y su compensación, es más importante que nunca.

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