Adrián García González

Déjame volar libre

Se despiertan, van a trabajar y van a dormir. Se despiertan, van a trabajar y van a dormir. Se despiertan, van a trabajar y van a dormir… Así día tras día, sin poder hacer ninguna otra cosa más y controladas en todo momento. Parece que estoy hablando de trabajadoras que son explotadas en sus empleos. No es el caso. Estoy refiriéndome a la mayor parte de la población mundial de abejas, que son domésticas. Esto quiere decir que viven por y para nuestro servicio. Este tipo de insecto no puede hacer otra cosa que no sea dedicarse a las tareas que nosotros les hemos impuesto. Han nacido con alas, unas alas que les permitiría volar allá donde quisieran, visitar las flores más bonitas y llevar a su reina la miel más rica. Sin embargo, nuestra avaricia no les deja ser libres.

Buscar