Iulen Lizaso Aldalur | Hernani

Del 19-19 al 20-20...

... nada ha cambiado en los hechos humanos al planeta y para sus seres vivos. Pero la Tierra sigue, evoluciona y cumple sus pasos de manera inexorable hasta el final de su tiempo... para gloria de una humanidad infeliz.

La gran pandemia del siglo pasado finalizó el verano de un año marcado por cuatro dígitos iguales dos a dos. Bueno sería que fuese igual para la actual pareja de este año; que fuese la primera y última de este siglo, en el que el calor creciente del verano, agoste todo resto de pandemia que fue arrastrada por las copiosas lluvias de la primavera.

Que el final del verano abra ese después en que los vientos otoñales despejen las mentes para comenzar un nuevo curso, renovando todos los ámbitos de una sociedad rediseñada desde la base, con criterios de mayor igualdad en el reparto de la riqueza. No volver a las andadas, para evitar que... repita la visita.

Ha sido una visita necesaria, consecuencia de la crisis global que sostenemos, y cuyos dos máximos exponentes son: colapso democrático y medioambiental de un sistema económico globalizado por sobreproducción de manufacturas superfluas, junto a residuos contaminantes derivados de la misma, y por otra, la desidia social e individual ante el olvido de nuestra esencia de ser: «hemos convivido sin escandalizarnos con la retribución hasta el delirio de ciudadanos cuya aportación a nuestro futuro, nuestro bienestar y la garantía de ambos, es irrisoria»... hoy, incapaces de solventar la crisis epidémica y económica que se le superpone por déficit de políticas preventivas y exceso de vanidad política

El entrecomillado extraído de un excelente artículo del escritor Lorenzo Silva del 5 de abril: "Avergoncémonos", es extensible a directivos de grandes medios de comunicación, pues al inyectarnos con esa dosis diaria exacerbada sobre el desenlace a tiempo real por el Covid-19, de la que ya debieran haberse moderado, quedan atrás en su contribución al diseño de nuevos proyectos socioeconómicos post-pandemia, siendo su aportación irrisoria, en relación a las ideas que bullen en redes sociales… y se preparan para las plazas.

De otra parte admirable el optimismo del empresario Koldo Saratxaga: «Vamos a salir rejuvenecidos como sociedad»... y entiendo que lo condiciona a: «volver al punto cero, ver qué queremos y cómo lo queremos hacer».

Ahí sí. Pero exige desandar lo viejo conocido hasta llegar al cruce en el cual apostamos por el camino equivocado, y desde ahí emprender una andadura mas equitativa. Si, pero ¿cual sería la nueva meta?: caminar en igualdad de oportunidades, respetando el espacio y bienes que corresponde a cada uno sin invadir el del vecino, pues al quitárselo... el invasor tendría doble y el otro nada.

¿No es esto lo que nos ha llevado a esta crisis existencial-relacional? Esta pandemia es transitoria, pero lo que nos toca enjuagar con el Planeta no. Hoy aislados en casa pero conectados por la tecnología digital, mañana abrazados en la calle pero con toda esa inteligencia artificial en off... es la hora de elegir.

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