El Senado estadounidense presentó un documento en el que afirma que los métodos de interrogatorio utilizados por la CIA fueron «mucho peores» de lo que se había reconocido públicamente hasta ahora. El informe aborda el uso de crueles procesos de interrogatorio a supuestos miembros de Al Qaeda retenidos en instalaciones secretas en Europa y Asia tras los atentados de septiembre en Nueva York. Los autodenominados «defensores universales» de los Derechos Humanos y, según el informe, inventores también del nuevo «Derecho Humano de alimentación rectal» se permiten emitir periódicamente juicios sobre el mantenimiento de dichos derechos en países que no les simpatizan y en los llevan a cabo, de manera continua y sistemática, labores de desestabilización de su orden político interno. Pero mientras ellos exportan la tecnología de la tortura y reparten sus expertos por los indignos países satélites –europeos incluidos– que, servilmente, se prestan a ello, un país por ellos demonizado, como Cuba, envía, desinteresadamente, cientos de médicos a Haití a combatir el cólera y a África a luchar contra el ébola. Estos sí son Derechos Humanos, los otros mejor podrían considerarse «Torcidos Humanos».