Javier Orcajada del Castillo | Bilbo

Ejemplo de equidad en ayuntamientos

Una joven publica su queja porque en un pueblo de Gipuzkoa aparcó en una zona deficientemente señalizada de prohibición. La grúa le llevó el coche, acudió al Ayuntamiento argumentando que la señal de prohibición era difusa. Pide perdón tratando de que le suspendan la sanción. Le responde el funcionario con coña que está perdonada, pero que debe pagar la multa. Ese caso sirve a otro contribuyente para denunciar que recibió una denuncia de otro ayuntamiento, también de Gipuzkoa, por aparcar en un paso de peatones. Como consideró que la multa era injusta, se tomó la molestia de revisar sus movimientos los últimos 20 días demostrando que nunca había estado en el pueblo que le denuncia. Que la matrícula del automóvil no era la del suyo, estaba equivocada. En respuesta recibe una notificación del Ayuntamiento reconociendo el error, limitándose a pedirle escuetamente disculpas... La situación es equivalente, pues en ambos casos se trata de un error, pero en el de la conductora cuya sanción se debe a una deficiente señalización se le exige el pago de la multa, pero en el del conductor denunciado sin fundamento, el ayuntamiento se limita a reconocer el error pidiéndole perdón. Y, hor konpon! Esa es su responsabilidad que se reconoce a sí misma la corporación. Es aplicar la «Ley del embudo» por parte de los organismos públicos los que van degradando la escasa la credibilidad de concejales ineptos y soberbios, pero que en periodo de elecciones se arrastran al borde del esperpento para mendigando su voto, aunque, bost axola!, carecen del sentido del ridículo.

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