Klaus Richter | Bidegorridxe Gernika-Lumon ekimena

El Ayuntamiento de Gernika-Lumo no entiende de bicis

Tras años de abandono, de no haberse instalado ni una sola señal de tráfico regulando el uso de este tramo de bidegorri en la calle Iparragirre; después de años sin actuar contra los numerosos automovilistas que vieron en él un carril más para aparcar; de golpe el Ayuntamiento de Gernika-Lumo va a gastar 180.000 €, con el objetivo de llevar el carril bici al otro lado de la calle Iparragirre. Espacio de la calle donde solo hay aparcamientos y la vía de Eusko Tren, es decir, ni viviendas ni empresas. Una acera ya existente en este lado de la calle va a desaparecer a causa de tal cambio. En consecuencia, se quita a los y las peatones espacio y, por el contrario,  el trafico motorizado obtendrá un segundo carril, donde no hace falta.

El pretexto para esta actuación es el hecho de que hubo accidentes entre coches saliendo de garajes y ciclistas. El Ayuntamiento dice que quiere mejorar la seguridad para los que se desplazan en bicicleta, pero, en vez de corregir la falta de precaución de conductores a la hora de salir de sus garajes y sensibilizarlos para que empiecen a conducir con más cuidado, se les castiga a los y las ciclistas. De hecho, el bidegorri está siendo cambiado de lado y alejado de las casas.

Pese a lo que dice el Ayuntamiento, la situación para nosotros y nosotras que usamos la bici en nuestra vida diaria no va a mejorar, sino empeorar:

1) No vamos a ser visibles para el tráfico porque vamos a estar escondidos/as detrás de coches aparcados.
2) Conductores de coches que allí estacionan su vehículo van a usar este nuevo bidegorri como acera peatonal, lo que ocurre actualmente.
3) El aparcar en batería hace que peatones y ciclistas no se vean hasta el último momento. Se pueden crear situaciones peligrosas.
4) Para incorporarse a esta vía ciclable o para dejarla, siempre hay que cruzar la calle Iparragirre, que es una de las entradas al municipio con más tráfico.

Se arrincona el desplazamiento en bici, y la situación va a ser de más inseguridad. La verdad es que se cometen todo tipo de errores que se puedan llevar a cabo en tan pocos metros. Con otro talante, y con una sola mirada hacia el norte de Europa (o hacia muchos otros municipios en Euskadi), se hubiera podido aprender cómo hacer estas cosas bien.

Pero no interesa, y nunca ha interesado. Hace ya una década, y con el apoyo de la totalidad del tejido social, cultural y deportivo de la villa, se pidió al consistorio que actuase ya (y aprobaron una moción por unanimidad en este sentido), y que habilitase una red de vías ciclables por el municipio, que permitiese llegar al centro y los puntos de actividad cultural y social –escuelas, mercado, biblioteca, casa de cultura, zonas de juego, Lizeo antzokia, polideportivos-. Incluso Eskola Bidea agoniza en su olvido total.

Nada se ha hecho en estos diez años en la calle Iparragirre, escenario de este último atropello de la política de movilidad local, salvo pintar unos 500 metros de asfalto en rojo, que desaparece de repente y sin ningún tipo de señalización, ni para ciclistas ni para conductores justo antes de llegar al centro, a la altura de la pasarela de Astra.  Ahí muere el bidegorri de Gernika.

La falta de voluntad del gobierno del Ayuntamiento ha quedado clara en toda una década. Su falta de atención y respeto por la demanda social, que ha quedado expresada sobradamente durante estos diez años por habitantes y movimientos sociales del municipio, ha sido absoluta. La prepotencia ha llegado al extremo de censurar y negar la palabra en los plenos municipales, cuando se quería hablar de movilidad, bicicletas y carriles bici. Porque este Ayuntamiento no quiere ni hablar ni oír de una demanda a favor de un cambio en la política de movilidad en el municipio. Por contra, prefiere inaugurar nuevas rotondas, más carriles para coches y aceras ampliadas para que sean ocupadas por terrazas.

Que se modifique de lado el bidegorri en la calle Iparragirre, en la práctica, no cambiará nada en el modelo de movilidad insostenible de Gernika.

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