Javier Orcajada del Castillo | Bilbo

El dinero y la fábula del mafioso ruso

Se atribuye a Adam Smith quien definió por el dinero como «Un velo neutral que encubre las verdaderas relaciones de producción e intercambio». Es una delicia la rica prosa de “La Riqueza de las Naciones”. Fue desplazada por los economistas de la escuela matemática de Viena, más árida e incomprensible, pero herramienta capaz de desarrollar conceptos que  actualmente son el fundamento de las nuevas teorías que han transformado a la economía en  la esencia de la vida. Aquella visión romántica del dinero desapareció si se considera que se ha convertido en la mercancía más singular e importante y que su tráfico es la base que ha dinamizado el proceso de creación de riqueza y progreso de la humanidad.  

Rothchild afirmó: «permitidme fabricar y controlar el dinero y ya no me importa quién gobierne». Alguien reconocía que «quien maneja el crédito establece qué es lo que llega y qué no al mercado. Es el secreto de la prosperidad  de la economía». Un profesor de economía para explicar la teoría del dinero se basó en la fábula del mafioso ruso que en esta fase de confinamiento por el virus llega a un pueblo turístico del sur con la población enclaustrada a hospedarse en un hotel. La población está endeudada porque falta de dinero a consecuencia de la prohibición de toda actividad. Pide al recepcionista una habitación y le entrega un billete de 500 €. Le pide que le enseñe la habitación para comprobar las condiciones higiénicas. El propietario coge el billete y se lo lleva al carnicero al que tiene pendiente de pagar la carne que le ha suministrado. El carnicero envía el billete al mayorista de carne para cancelarle la deuda pendiente porque no tiene  con qué. El mayorista da el billete a la prostituta con la que pasó la noche a la que no le había pagado sus servicios. Esta fue al hotel, precisamente en el que el mafioso se había hospedado, y paga al propietario el precio de la habitación pendiente por la falta de dinero. Mientras, bajaba el mafioso y de mal humor dice al propietario que todo está muy sucio y que se marcha. Y le arrebata el billete de 500 E que le había entregado a cuenta. Se ha producido un milagro, pues el billete vuelve a su origen y los sucesivos deudores liquidan sus deudas sólo porque el ruso presta al hotelero una hora el billete que ha activado el flujo monetario y en el recorrido ha hecho el milagro de liquidar todas las deudas.

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