Gerardo Hernández Zorroza

El mejor momento

El agua, metáfora de la vida, atraviesa por distintos estados, algunos son más sutiles y tienden a la «elevación», como el vapor, aunque otros, también necesarios, son más densos, incluso están ocultos en «zonas profundas y oscuras de la tierra» –de lo cotidiano–, allá donde son susceptibles de filtrarse mejor de sus impurezas.

El agua precisa además de movimiento, y evitar así la contaminación de los procesos de «reposo» (falta de evolución) prolongados.

Los estados sólido, líquido y gaseoso podríamos decir que son necesarios para alcanzar una mayor «sabiduría del agua» a través de sus distintas transformaciones.

Pero aún más, porque si viajamos a la realidad subatómica de la materia –el agua en este caso–, nos restan infinitas realidades más por conocer, inexplicables para la ciencia, que ahora empezamos apenas a vislumbrar con la ayuda de la experimentación cuántica. El experimento de la «doble rendija» muestra como las expectativas del observador de un experimento influyen en el resultado, que no es neutral como hasta hace poco creíamos.

Sabemos hoy que nuestra posición mental influye, sin dudas científicas al respecto, en la realidad que plasmamos. Y el reto no solo sería alcanzar tal o cual meta, sino observarnos –ser auto-conscientes en este proceso–, para no errar. O mejor: para, a través de nuestros errores, corregirnos.

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