Concebir el conocimiento como una competición deportiva que el que pierde queda relegado a los oropeles del vencedor, está en función de cómo funciona la sociedad en la actualidad. Solo tiene vida el que gana visibilidad en los medios tradicionales, o cibernéticos. En cambio, la inteligencia está alejada del dualismo empobrecedor que anula al que se le adjudica como perdedor, como un peso inútil y ridículo, que dificulta el seguir avanzando en la compresión de un mundo cada vez más desconocido, ya que la luz de la ciencia pretende oscurecer cualquier conocimiento ancestral. El marco mental de la ciencia como poseedora de la verdad absoluta e indiscutible, se trasforma en el peor populismo posible, ya que los saberes siempre han estado unidos a la vida humana. El mito y la metáfora, forman parte de cualquier conocimiento por científico que se pretenda. "El absolutismo de la realidad", pilar fundamental de la obra de Blumenberg, que se debería conocer en el mundo académico. Todos los absolutismos aspiran a la ausencia de conflictos, convertir a los enemigos en invisibles, en la deriva que está relacionada con la indiferencia, a no ser tenido en cuenta. El mito se relaciona con la realidad en cada etapa histórica. En la actualidad prevalece el mito de la ciencia y del progreso. El mito nos permite comprender en cada momento las diferentes culturas y situaciones históricas, es imprescindible para poder diseccionar lo que el ser humano ha pensado, padecido, buscando la comprensión para calmar sus inquietudes. El Senado, un organismo político, que su función es absurda, ya que se trasforma en la metáfora de la inutilidad sustancial de la política como solucionadora de las diversas miradas de una realidad inexistente, está absolutamente alejada de cualquier conocimiento. La metáfora hace legible la posibilidad de comprender: El Rey Sol, nos permite conocer las profundidades de vida en una etapa concreta, de una parte de la sociedad francesa, el leviatán nos adentra al pensamiento de Hobbes, Kant explicita el despotismo, por medio del molinillo, Hannah Arendt concibe lo político como un estado de la opinión. La metáfora y el mito, conforman la base de cualquier conocimiento, ya que el ser humano cuando nace no es una hoja en blanco sin más. Las raíces son profundas y despreciarlas, es conformarse con la ignorancia científica, que en cada etapa cambia de paradigma, ya que la verdad absoluta inexistente se va modulando por medio de los mitos y de las metáforas. La poesía, y la creación artística, como obra de los humanos desde siempre, trascienden cualquier dogma por mucho que se postule de científico.

Atentamente.


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