Iñaki Revuelta Lertxundi | Cantante

El subsuelo ético en Zaldibar

Euskal Herria entera vive con especial atención y preocupación lo acontecido en Zaldibar, con la angustiosa espera de saber el paradero de dos de sus hijos trabajadores. La posición y actitud tomada por el lehendakari Urkullu en esta grave tragedia es cuanto menos insultante, con una inusual prepotencia y demás gestos inapropiados para con las familias de los desaparecidos. «No se trata de estar por estar», esas eran sus palabras en su reciente comparecencia, en la cual anunciaba el nada oportuno adelanto electoral.

Cabría recordar al mandatario en cuestión, su presencia en Ondarroa en otro desprendimiento anterior sin el alcance ni magnitud del ahora acaecido, sin ningún coste humano como dato reseñable. Pareciera como si las gentes de ese bello enclave vizcaino, no merecieran el mismo trato y consideración de sus gobernantes.

Todo esto no hace más que reflejar un sistema establecido de tratamiento de víctimas de primera y otras de segunda. Aquí parece ser que la clase trabajadora, al igual que bien lo expresaban ayer con gran enfado los sindicatos ELA y LAB, no entran dentro de los parámetros de sufrimiento de la élite gobernante, carecen de todo tipo de comprensión y amparo.

En lo que al conflicto político se refiere, vimos en días pasados a Urkullu acudir al recuerdo y homenaje a Gregorio Ordóñez, cuando esto no se dio por su parte en el de Tomás Alba, primer concejal asesinado en Donostia por la extrema derecha.

En fin, tome nota pues la ciudadanía de estos comportamientos, los que demuestran una doble vara de medir y un falso suelo ético, un doble rasero que inunda de indignidad ese subsuelo al que nos quieren condenar.

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