Dani Gómez

Eskerrik asko Joxan Artze

La muerte de Joxan Artze supone la pérdida de un imprescindible en la cultura vasca. Figura referente en la renovación, innovación y relanzamiento de nuestra cultura en los años 60. Mis limitaciones no me dan para entrar a glosar su trabajo artístico e intelectual, tarea que dejo para quienes saben de ello. Mi reconocimiento y, a la vez homenaje, se centra en un detalle más pequeño pero que muestra la grandeza y calidad humana de Joxan Artze.

En el año 1972 o 1973, dentro del programa de las Umeen Euskal Jaiak de Durango que venían organizando los grupos Txoritxu Alai y Tronperri, desde el año 1966, algunos jóvenes que participábamos en la organización, nos atrevimos a proponer la realización de un gran festival musical, con las figuras del momento. Nos queríamos sumar a la ola de festivales que se iba extendiendo por distintos pueblos de Euskal Herria, en los que se daba rienda suelta a mil sentimientos contenidos y se cargaban las pilas para seguir militando en causas diversas. Los responsables más adultos de la organización, con espíritu menos atrevido, temían que la idea terminara en una aventura que pusiese en riesgo la marcha estable que ya había alcanzado la celebración de los Umeen Euskal Jaiak, con la experiencia acumulada de seis o siete años. Con muchas dudas y sin asegurarnos nada, nos dejaron intentarlo.

Así fue como, dos jóvenes voluntariosos de 17 años, nos lanzamos y conocimos a Joxan Artze. Alguien nos dio su referencia y teléfono y fijamos una cita. Tras las dos horas de recorrido de Euskotren (entonces, todavía eran Los Ferrocarriles Vascongados) que separan Durango de Usurbil, nos encontramos con Artze, que nos recibió en su casa, en su tienda, junto al frontón usurbildarra, donde, a modo de presentación, nos ofreció sendos vasos de vino.

No dio muestras de sorprenderle nuestra corta edad, ni de que era consciente de que los dos chavales que tenía enfrente, aparte de muchas ganas e ilusión, e ingenuidad a raudales, no tenían apenas idea de cómo organizar el festival que llevaban más en el corazón que en la cabeza. Aquí es donde pudimos comprobar la grandeza de la persona y del artista. Con toda tranquilidad, sin paternalismos, repasó con nosotros, los distintos aspectos a tener en cuenta. Desde el equipo sonoro y la iluminación, que se encargó personalmente de localizar y contratar, hasta detalles del escenario pasando, por supuesto, por la lista de artistas con los que queríamos contar. En esto nos ayudó a bajar de la nube, pues queríamos a todos los que estaban en candelero en ese momento. Nos centró a conseguir un festival importante, pero realizable, en ell que participaran Laboa y Hermanos Artze, Gontzal Mendibil y Xeberri, Ohiartzunak que, junto a otros, completaron una lista bastante amplia.

Llegamos a la parte delicada del asunto: Con qué presupuesto debiéramos partir y cuánto pagar a cada artista. Con el mismo tono de naturalidad que transcurría la conversación en su casa, nos dio la solución, mágica para nosotros: Con el dinero que se recaudase de las entradas, se pagarían los gastos de viajes, alquiler de equipos, escenario y sillas, etc. Después, si sobrase dinero se repartiría entre los artistas. Así de sencillo.

De esta forma se hizo posible, en Durango, la organización del primer festival de este tipo y magnitud, dentro del programa de Umeen Euskal Jaiak.

La noticia de su muerte, me trae el recuerdo de aquella oportunidad que tuvimos de estar con Joxan Artze descubriendo cómo un artista de su talla, encerraba, además, una calidad humana de talla aún mayor. Este recuerdo es, precisamente, mi sencillo y humilde homenaje. Eskerrik asko Joxan Artze.

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