Hubo una vez un «tiempo» en que Europa y sus instituciones tenían (o esa es mi percepción) una voz fuerte y unida frente a aquellas políticas que nos pudieran afectar de una manera «agresiva», frente al interés común de nosotros, ciudadanos europeos, con una sola y «única» voz, sin titubeos, con firmeza, pero a su vez, con ejemplaridad, sin perder de «vista» nuestros valores: europeos. Parece ser que algo está cambiado (a peor) el rumbo y devenir de esas mismas instituciones, de las que, nos sentimos orgullosos (de nuevo mi percepción). ¿Tenemos un nuevo «amo» del mundo al que se le rinde «pleitesía»? Amigo americano, que con sus políticas económicas etc., ha puesto patas arriba, todo aquello, que no convenga a sus propios intereses, ahora negocio ahora no, y después ya veremos, según su «humor» o como se levante, a ver lo que «toca». Hubo así mismo un tiempo, que no se hacían «oídos sordos» a injusticias y flagrantes delitos, decíamos que éramos solidarios, para decir basta ¡hasta aquí esa complicidad más que manifiesta!, puesto que parecemos incapaces de parar esas injusticias, esos genocidios, sin esperar a que, tal vez quizás, ya no haya nada que parar. Percepciones mías, que nadie se moleste, querida y solidaria Europa.


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