Unos nacen con estrella y otros estrellados, dice el refrán. Debe ser verdad, pues a Grecia se le ha reprochado desde siempre que son fuleros y tramposos compulsivos y que es un pueblo que ha vivido del cuento. Prueba de ello fue que para la presentación de la documentación preceptiva para ingresar en la CEE se sirvieron de Mario Draghi, actual presidente del BCE, a la sazón, vicepresidente del Goldman Sachs, para elaborar los estados contables exigidos, por lo que su banco cobró 800 millones de euros. Todos sabían que estaban falseados y que no respondían a la realidad del estado de la economía de Grecia, aunque eran épocas de vino y rosas y se dio por bueno todo, teniendo en cuenta quien había realizado dicho trabajo de prestidigitación. Ahora que pintan bastos se sacan a relucir aquellos hechos que eran secreto a voces y se les achaca a la carencia de seriedad habitual de los griegos, no a sus autoridades. Es de resaltar que España también presentó la documentación manipulada en su solicitud de adhesión y que sistemáticamente viene siendo recriminada porque sus informes son amañados, con una ingeniaría financiera que sorprende por la fértil imaginación que demuestra sus autores. Habría que recordar las “amables visitas” de “los hombres de negro” que tanto pánico produce a De Guindos, Montoro y Rajoy, para verificar los datos de sus estados económicos. Pero a España no se le recrimina nunca, puesto que se muestra sumisa y cumple sin rechistar y con rigor todas las instrucciones para implantar medidas de apoyo a la banca y restrictivas con los gastos sociales. En realidad España no ha cumplido nunca los principales objetivos exigidos por las autoridades europeas, pero sin consecuencias, solo que para contentar a Frau Merkel dan una vuelta más a la tuerca para presionar a la población creciendo el paro, reduciendo los salarios o despidiendo médicos, maestros o personal de atención a la dependencia. Toda la estrategia de los que mandan en Europa está orientada a yugular la peligrosa experiencia iniciada por Grecia que pone en evidencia que la política económica neoliberal se quiere imponer a cualquier costo