ES curioso que el acrónimo del Informe Pisa sea del inglés que no es precisamente el idioma de lengua materna más hablado del planeta. La metodología utilizada va por la senda de Descartes: «divide y domina». La parcelación de supuestos conocimientos es una estrategia reduccionista porque la naturaleza del hombre no se conocerá por la estructura química de sus huesos. Esta obsesión enfermiza respecto a la tecnología que daña a nuestra salud, no porque contamine nuestros entornos, incluido el mental, sino debido a que nos desliga sistemáticamente de la vida y, por lo tanto, de la participación, del sentido, de nuestra naturaleza esencial, al no ser conscientes que una vida plena solo se consigue en las formas profundas de participación.

El darwinismo que transpira este informe y en especial el social por salir los políticos poniéndose medallas de hojalata, se olvidan que el mismo es una herramienta de explotación y opresión. Estos resultados en que no hay una desagregación por género, ni por renta realizada de forma sistemática, en el que ni se piensa en poder contrastar resultados de los alumnos en empatía o en compasión, que sin estos dos componentes esenciales no merece llamarse humano. No faltan criminales y asesinos muy versados en esta fragmentación absurda de conocimientos. Estos argumentos muestran que la razón no es lo único importante en el hombre, y el despotismo de la razón hace que la mente se encuentre en la actualidad en forma confusa y peligrosa.

Atentamente,