Cuando se creó el Estado de Israel en 1948, y después, muchos judíos, supuestos judíos de raza, llegaron al mismo. Eran «judíos» –mal llamados «judíos»– de religión, no de raza o etnia. Asociaban erróneamente la religión al origen étnico. El nombre que más les cuadraba era el de «mosaicos» (o de religión de Moisés, su profeta y legislador principal). No creo que existan judíos étnicos, por lo menos en proporción considerable.

Ni siquiera son judíos de religión, actualmente. Pues para ser «judío» o «israelí», no es necesario ser de religión mosaica. Hay un gran porcentaje de «israelíes» ateos y/o no practicantes. Para ser «israelí» hace falta acatar las leyes del Estado de Israel. Cualquiera puede ser «israelí» si las acata: cumplir los deberes cívicos y militares, hacer el servicio militar, ser reservista del Ejército, votar, ser votado, trabajar en los kibutz, etc.

Los que llegan al Estado de Israel, si se comprometen a eso, ya son «judíos» o «israelíes». Para los sionistas, «judío», «hebreo» o «israelí», en pocas palabras, es el que quiere serlo y defiende el Estado de Israel, independientemente de su origen étnico. Querer ser no es ser. Un payo quisiera ser gitano, pero por el mero deseo de querer serlo, no lo es. Por la estupidez criminal de la Alemania nazi, se ha mitificado lo de la etnia judía.