Mikel Kintana

Kutxabank y BBK realizan un lavado de conciencia

Kutxabank y BBK, están realizando una falsa compaña de publicidad, donde nos dicen que somos más de un millón los accionistas del banco.

Como recordaréis Kutxabank, fue semiprivatizado contra viento y marea, y pasó de manos de ayuntamientos y diputaciones a tres fundaciones bancarias como por arte de magia, sin recibir las instituciones nada por una pérdida patrimonial tan impresionante.

Como consecuencia de lo anterior, son los patronos de las fundaciones los que gobiernan el banco, 15 por cada una de las antiguas cajas, es decir, solamente 45 personas. La mayoría nombrados por el Partido Nacionalista Vasco. Además, BBK tiene la mayoría de Kutxabank, por lo que siete patronos de BBK podrían privatizar el banco si lo quisieran, dando entrada a nuevos accionistas que podrían desplazar el negocio hacia sus interese particulares: cambiar el domicilio social, prestar e invertir en negocios propios, etc.

Por otra parte dichos patronos, se eligen por cooptación, que consiste en el nombramiento de un miembro de la fundación por los que ya forman parte de ella. Esto hace imposible que ni los ahorradores, ni los nuevos representantes políticos, elegidos con los resultados electorales actuales, puedan formar parte de los órganos de gestión de las fundaciones y así mismo hace, que los ciudadanos no podamos recuperar el poder de decisión sobre 40 mil millones de euros. Esto es lo más antidemocrático que pueda haber.

Aquella semiprivatización, se ve que les ha dejado mal cuerpo, por eso ahora en la propaganda dicen que somos más de un millón los propietarios accionistas, como de verdad, quería que hubiera sido la gran mayoría de la sociedad vasca. Se trata en definitiva de una campaña para confundir a la opinión pública.

En el mismo anuncio se dice que la obra social de BBK es la mayor del Estado por habitante. La obra social de BBK desde la creación de Kutxabank ha caído desde 65 millones en 2012, hasta 33 millones en 2016. Hemos perdido la mitad.

Para que el anuncio fuese verdad habría que hacer solo dos cosas: que los 15 patronos de cada fundación se renovasen cada 4 años en base a los resultados de las elecciones forales de cada territorio y que las acciones volvieran a sus auténticos dueños, es decir, a las tres diputaciones y a los ayuntamientos.

De esa forma evitaríamos el peligro de privatización y este modelo de gobernanza actual tan antidemocrático.

Esperemos que así sea.

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