La Avenida del Ejército
Joseba Asiron, cuando tomó el cargo de alcalde de Pamplona, optó por cambiar el nombre de la avenida del Ejército para ponerle a dicha avenida el de Catalina de Foix.
Muchos navarros no saben quién fue Catalina de Foix. Era la reina de Navarra cuando Fernando II, en aquel fatídico mes de julio de 1512 decidió invadir nuestro reino y privarnos de nuestra libertad y nuestra independencia.
Durante muchos años, los navarros intentaron recuperar nuestro reino con resultado negativo frente al poderoso ejército del nieto de Fernando II, el emperador Carlos I.
Nada más obtener la alcaldía la candidatura de Navarra Suma, el nuevo alcalde de UPN, el señor Enrique Maya, decidió cambiar de nuevo el nombre a dicha avenida y volver a llamarla avenida del Ejército.
Me resulta inaudito que un partido que dice defender la identidad de Navarra le parezca más idóneo dar prioridad al nombre del ejército que a la que fue nuestra reina de nuestra nación y que se la arrebataron injustamente.
Para enrique Maya y su partido, UPN, es más importante rendir homenaje en perpetuidad al ejército. Yo le pregunto al señor Maya y a UPN a qué ejército quieren rendir homenaje. Será a aquel que, al mando del duque de Alba, tomó Pamplona en julio de 1512 o al ejército que en 1936 dio un golpe de estado que sumergió al país en una guerra de tres años.
No será al de la batalla de Trafalgar, donde la alianza con Francia resultó un desastre quizás al de la armada invencible que, en su deseo de tomar Inglaterra, resultó un desastre como le pasó en América contra el libertador Simón Bolívar.
En la guerra de la independencia fue el pueblo quien derrotó a los franceses, lo mismo que en Coruña fue María Pita quien hizo retroceder a los ingleses con un acto heroico como el de Agustina de Aragón.
Señor Enrique Maya, mejor sería que se dedicase a quitar los escudos existentes en las viejas puertas de las murallas de Pamplona y en varios edificios que son los de Castilla y León y no los de Navarra.
Siguen engañando al pueblo, pero, algún día, el pueblo les dará la espalda porque, por mucho que quieran cambiar la historia, la historia es la que es y no tiene vuelta de hoja.